CABREADOS: AS脥 ES COMO NOS QUIEREN ⛔️

When your time comes, you must lead with your head, not with your heart.

― Ragnar Lodbrok, Vikings

La mejor forma de derrotar a un enemigo que se ha hecho fuerte, no es una batalla frontal. No hay que ir a su fortaleza con todos tus efectivos y asediarle, tratando de entrar a vencerlo, porque es 茅l quien tiene la posici贸n y el control. Quiz谩s si le superas en n煤mero, y tus fuerzas logran abrir brecha en su muralla, tarde o temprano acabar谩s ganando, no sin antes haber causado muchas bajas. El fuerte, no se arriesgar谩 a perder la posici贸n, si es esto lo que le da ventaja.


Un buen estratega, lo primero que har铆a ser铆a cortar sus v铆as de comunicaci贸n y abastecimiento, impidiendo el acceso a todos los suministros: agua, alimentos, informaci贸n, transporte y posibles v铆as de escape o de llamar refuerzos que te sorprendan por la retaguardia, hasta obligarle a salir a negociar la rendici贸n: eso es lo inteligente. Puedes ganar esa batalla sin perder un solo hombre, y sin que dentro de la fortaleza muera un solo civil. 


Ahora, que si el que est谩 en la fortaleza es un tirano, lo 煤ltimo que le preocupar谩n ser谩n los civiles, y actuar谩 con desidia pensando solamente en salvarse a s铆 mismo a costa de lo que sea. El tirano solo se plantear谩 la rendici贸n cuando todos los suyos a su alrededor hayan desaparecido, si bien antes no ha habido una rebeli贸n dentro de la fortaleza para derrocarle y poder negociar la rendici贸n, ante su desprecio por las vidas que del propio tirano dependen.

Un tirano solo se preocupa de s铆 mismo, y la historia nos dice que suelen acabar o solos, o asesinados por los suyos, porque hasta sus afines tienen un l铆mite. Y cuando 茅stos se dan cuenta de que seguirle hasta un final irracional, puede suponer la muerte de todos, cuando tienen la oportunidad de salvarse negociando una tregua o una rendici贸n, ante la escasez de recursos y riesgo real, entonces las ideas 茅picas, las leyes injustas y las jerarqu铆as dentro de la propia tiran铆a, se terminan yendo a la mierda.

No hay nada como matar al enemigo de hambre, para no tener que mancharse uno las manos, y poder ver adem谩s, su verdadera cara, cuando 茅ste por fin se encuentra sin ayuda y sin recursos. Primero sobre los suyos, porque son los que tiene m谩s cerca, y despu茅s sobre los de fuera. Ninguna dictadura, r茅gimen, tiran铆a, ideolog铆a, pol铆tica o gobierno ser谩n hegem贸nicos por siempre.


Y aqu铆, aunque no vistamos armaduras, ni tengamos que asaltar fortalezas con tiranos dentro, la gente ya est谩 muy harta de las ideolog铆as que nos imponen desde arriba. Lobbies subvencionados que ejercen a placer, porque se encuentran enquistados en las instituciones, aliment谩ndose de nuestros impuestos; de los impuestos de todos, tratando a la poblaci贸n como buenos y malos, v铆ctimas y agresores. Si la 煤nica forma de comprar ese discurso, es subvencionarlo, precisamente porque nadie da un duro por ello, es cuesti贸n de tiempo que todo el entramado hegem贸nico se desplome

No hay que confrontar, no hay que pegar en el port贸n con el ariete, no hay que prestarle discusi贸n ni oportunidad. Porque como nos quieren, es cabreados, quieren que ataquemos, que hagamos lo mismo que ellos, enfrent谩ndonos a su basura pol铆ticamente correcta, para darles una raz贸n de ser. A este enemigo no hay que darle gasolina, hay que aislarlo por hambre e incomunicarlo, para que deje de tener el protagonismo impuesto que nos obligan a asumir en la pol铆tica, en los medios de comunicaci贸n y en la educaci贸n. 


La defensa de los derechos de una parte, no puede ser traducida como una imposici贸n supremacista sobre la otra parte. Una imposici贸n que les de inmunidad e impunidad para dictar normas a placer que nos conviertan en ciudadanos de segunda por condici贸n, por lo que somos, o porque simplemente hayamos nacido con un pene entre las piernas. Se acab贸 lo que se daba y esto ya no es un secreto. Por eso cuando el aparato ve peligrar su mon贸logo, lo primero que hace es aplicar censura, y amenazar a todo aquel que no siga al pie de la letra el pensamiento 煤nico impuesto

Los tiranos temen a los disidentes, a los que piensan distinto, a los que por ejemplo en una sociedad como la nuestra, emplean las palabras y los argumentos de forma m谩s inteligente. Y les temen, porque saben que sus ideolog铆as impuestas, no se sostienen, y que solamente les vale a unos cuantos con el fin de perpetuarse a costa de los que s铆 trabajamos. Por eso pretenden garantizarse por ley, un estatus y unas ventajas, que para el resto de la ciudadan铆a solo son accesibles, quiz谩s con mucho esfuerzo y mucho trabajo, con suerte y con oportunidad. Pues todo ello, los pol铆ticamente correctos y el feminismo hegem贸nico, lo pretenden por ley, porque saben que no ganar谩n esa batalla del trabajo y del esfuerzo.

En nuestra mano est谩 el aislarlos por hambre. Sin necesidad de pelear, o de confrontar, ni siquiera cabrearnos o enfadarnos para darles una raz贸n de existencia. Porque sin subvenciones, dejar谩n de existir y esos impuestos podr谩n llegar a quien de verdad los necesite, no a unos lobbies institucionalizados.

Somos antih茅roes en un mundo que ha dejado de creer en los hombres buenos.

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