¿CÓMO TENER SIEMPRE LA ESPALDAS CUBIERTAS? ⚔️

The White Walkers don't care if a man's free folk or crow. We're all the same to them, meat for their army. But together we can beat them.

― Jon Snow, Game of Thrones

Los momentos difíciles, suelen serlo o se hacen más difíciles de lo que son, porque te pillan siempre solo. Cuando lo pasas mal, estás tú y el problema. Estás tú y el peligro. Te caes del caballo o te tiran, y te tienes que levantar solo. Hasta que no levantes cabeza por ti mismo, no vas a volver al escenario, y depende de ti y solamente de ti ponerte en pie. Nadie va a hacerlo por ti. Si tienes amigos te ayudarán, pero uno nunca sabe quien es amigo o no lo es, hasta llegado el momento de la verdad. Cuando viene la caballería a por ti y todavía no sabes si tienes a alguien detrás que te está cubriendo las espaldas. Pregúntale a Jon Snow.


Concebir una vida sin amigos y sin relaciones, es algo antinatural. Las relaciones son necesarias, no solamente socialmente de forma superficial, sino porque es más fácil la supervivencia en comunidad que en soledad. Es difícil aceptar que un amigo te ataque por la espalda, o un compañero de equipo se vuelva contra ti y te la juegue. Para empezar, es algo improbable porque un amigo no te hace esas cosas, por eso si llega a ocurrir, es algo que debe ser muy difícil de procesar. Seguro no lo ves venir: un shock. Pero aun así, es difícil pasar la vida sin que te decepcionen, o sin que seas tú el que en algún momento también decepcione a alguien. De igual forma que es imposible que siempre acierten contigo, nosotros tampoco somos perfectos.


Queremos sentirnos seguros acerca de lo que el otro pueda pensar de nosotros o hacernos. Nos pesa demasiado el efecto que creemos tienen los demás sobre nosotros, cuando somos nosotros mismos, los que le damos ese valor y esa importancia. Por eso, la obsesión por la seguridad, ha hecho de Occidente un caldo de cultivo para convertir a las personas en seres inseguros que vivan a la defensiva. Y cuando se le pretende dar más valor a los sentimientos y emociones que a los hechos, la reactividad está a flor de piel. Nos metemos en una burbuja, para que nada nos afecte y cada vez las relaciones externas son más superficiales: nuestro trabajo, nuestros amigos, nuestras actividades y nuestras cuatro cosas que están bien controladas, y todo irá bien mientras no nos veamos obligados a cambiarlas.


Un hombre inteligente, que se vea capaz por sí mismo de conseguir cosas y de actuar en el medio, se le considera peligroso. Porque alguien así, no sigue los patrones de conformismo temeroso, que pretenden implantar desde las alturas. Alguien así, dentro de una burbuja repleta de almas educadas para sentirse víctimas, no cuadra y molesta porque no se siente identificado con el rol de bulto dócil y pasivo, al que se le ha pretendido confinar. Porque alguien así, se levanta y actúa, se levanta y se larga cuando escucha tonterías, o se levanta y no agacha la cabeza, cuando le señalan con el dedo y le dicen que es “el malo”.


Estamos en una burbuja, en la que los arranques emocionales y las opiniones, tienen siempre una mayor propagación que una noticia contrastada, o que un hecho objetivo. Y eso nos hace débiles, porque se traduce en que nos creemos solo lo que nos dejan ver para consumir sin contrastar. Da la sensación de que no hay alternativas a la realidad artificial que nos quieren imponer, para convertirnos en borregos, solamente entendiendo la lucha como reclamos artificiales. Porque si la realidad es artificial, todo lo que deriva de ella, también lo es. Si a basura es muy accesible, es más fácil creer y consumir basura, que realidad objetiva.


Y a lo que nos están moviendo, es al aislamiento: a que dentro de la masa estemos solos y a que no nos queramos mezclar con nadie, precisamente para no sufrir. Porque acercarte al otro, puede hacer que sufras, por eso desde arriba te dicen también como debes hacerlo. Están consiguiendo que estemos cada vez más aislados, y por tanto, seamos más egoístas pensando solo en nosotros y que nada nos afecte. Cuando te acercas a alguien, su perspectiva egoísta siempre espera que le des algo u obtener algo de ti. Y de la misma forma, tú te acercas a alguien para sacar algo de esa persona. Todos queremos sacar del otro, en una economía individual egoístamente caníbal, sin pretender dar algo a cambio. Puerta abierta para recibir, puerta cerrada para dar.


Mirar por uno mismo es inteligente, pero si canibalizas el medio y a las personas que te rodean y solo pretendes sacar, sin dar nada a cambio, llegará el día en que nadie quiera estar cerca de ti. Y entonces tu soledad no será una opción, será una condena. Si quieres tener siempre las espaldas cubiertas, primero mira por ti y después por los demás.

Somos antihéroes en un mundo que ha dejado de creer en los hombres buenos.


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