LA DEBILIDAD DEL HOMBRE BLANCO 👨🏻‍💼

Magua understands that the white man is a dog to his women. When they are tired, he puts down his tomahawk to feed their laziness. 

― Magua, The Last of the Mohicans

Somos animales, por eso hablaremos en términos de evolución y adaptación, pese a quien le pese. El varón heterosexual en occidente está debilitado ¿y sabes por qué? El mayor error que puede cometer un hombre, es acomodarse a lo que le rodea y dejar de buscar. En el momento en el que un hombre se estanca, se acomoda y se establece, está evolutivamente muerto. Y si no muerto, tiene menos posibilidades de trascender a la siguiente generación. Dejará de ser apto fuera del medio al que se ha adaptado, y cualquier variación inesperada, pondrá en grave riesgo la continuidad de sus genes. Y si está evolutivamente muerto, es cuestión de tiempo que sea desplazado. Piénsalo: la continuidad de los genes, depende de la mujer, que es la que lleva consigo la capacidad de engendrar, y un varón debilitado, acomodado, subyugado, sumiso y fácil de controlar… no es evolutivamente apetecible. Esto es lo que está ocurriendo en Occidente, bajo una coartada de cambio social.

La naturaleza es sabia, y como nos creemos muy importantes y la naturaleza lo sabe, al estar por encima de todos nosotros, nos permite creer que los cambios sociales, son algo que tiene más fuerza que la propia biología. Como humanos, necesitamos sentir que realmente somos nosotros los que estamos decidiendo lo que nos pasa, cuando no somos tan importantes: una especie más. Simplemente somos el reflejo de un código, que lucha por prevalecer, hacemos lo que nos dice nuestro código, porque estamos programados para ello y éste, que está muy por encima de lo que podamos pensar o creer, toma sus propias decisiones. Quien no quiera ver los cambios sociales, como una consecuencia indirecta del código de nuestra especie, jamás entenderá lo que está pasando.

La sumisión del varón occidental, equivale a meter a un animal en el zoo, darle un espacio limitado y controlado, condicionar su conducta y comportamiento, restringir sus posibilidades de procrear, alimentarlo artificialmente, eliminar su instinto de caza, la capacidad de alimentarse por sí mismo, para exhibirlo mientras dure… cobrando entrada. En nuestro caso, se traduciría en hacernos sumisos para que paguemos facturas, compremos lo que se nos dice, y procreemos lo justo para hacer el sistema sostenible. Porque si estamos restringidos, podemos ser controlados. Y al estar sometidos, controlados y acomodados, cada vez somos menos aptos. Y si no somos aptos, ninguna hembra de nuestra especie, querrá cargar con nuestros genes. Ahora superpón este párrafo, sobre los cambios sociales en Occidente, que afectan al estatus social del varón heterosexual, al desplazarlo por todos los medios de su comportamiento natural.  ¿Lo ves? No me lo estoy inventando yo: está pasando. No es política, no son derechos sociales, ni si quiera se trata de conseguir la igualdad para hacer del mundo un lugar mejor y más seguro: es la puta jungla. Lo es y lo será siempre. 

El instinto no pide permiso para abrirse paso, y nuestro código genético, obra siempre por detrás, independientemente de lo que creamos que somos, o de lo que esté pasando. A nosotros no nos queda más que ponerle nombres a lo que ya existe, más o menos equivocados, pero nuestra conciencia y nuestro raciocinio, siempre irán  por detrás de nuestra sangre y de nuestro instinto. Habrá quien esté dispuesto a aceptar que se le someta, con tal de que se le garantice un mínimo estatus de bienestar y supervivencia controlada. Por esa vía no hay futuro, si lo que quieres es que lo haya. No es una guerra de sexos, es una guerra de genes, de adaptación y de supervivencia, enmascarada con un disfraz de cambios sociales, que pretenden desplazar a un hombre domesticado y debilitado, que ya no es apto fuera de su burbuja occidental.

Si admites y aceptas en tu vida, en tus pensamientos, en tus ideas y en tus acciones, todos estos aros bajo los que pretenden someternos, para después desplazarnos; o bien crees que esto no va contigo, y que estoy exagerando, estás siendo cómplice por omisión de un ataque xenófobo institucionalizado, que lo único que pretende es borrarte del mapa. No se persigue una igualdad de derechos, en cuanto se dan por buenas las asimetrías en política y vida civil, legitimándolas legalmente, creando ciudadanos y ciudadanas con más derechos de unas sobre los otros, porque se alega que por condición, tú como hombre tienes implícitos unos privilegios, que oprimen. Esta es la base de la ideología de género.

No ganamos nada pidiendo que nos defiendan, si en nuestro interior no somos realmente conscientes, de que solo depende de nosotros dar el brazo a torcer y ceder nuestra libertad. Pedir defensa, es admitir la indefensión, la renuncia y la debilidad, es admitir que no somos aptos para valernos por nosotros mismos y dar respuesta ¿A quién vamos a pedir que nos defiendan? ¿a los mismos lobbies y minorías dictatoriales e institucionalizadas que nos están condenando? Porque el que hace la ley, hace la trampa. El enemigo en esta guerra, es la victimización impuesta. Una victimización institucionalizada, que jamás se dará por satisfecha, y que bajo una apariencia de buenismo fuera de toda realidad, es una herramienta de coacción, control y exterminio. Sí, he dicho exterminio porque eso es lo que es, y quiero que seas consciente de ello, porque no estoy exagerando.


El hombre blanco occidental, no es fuerte ni es débil: es el hombre blanco occidental. Punto. No es mejor ni peor, que cualquier otro tipo de hombre, o cualquier otro tipo de mujer. Los juicios y la persecución directamente xenófoba de la que está siendo objeto, tiene por único objetivo el empoderamiento de lobbies, que representan diferencias ideológicas, la imposición de leyes de ventaja social, y el calado de dogmas y políticas que supriman su presencia en los órganos de decisión de empresas e instituciones, bajo la legitimización de la discriminación activa.

Esta discriminación, se lleva a cabo creando categorías en base a raza y de género, dividiendo la sociedad según tengas un color en la piel, tus órganos sexuales, o una identidad, siempre categorizada bajo los parámetros de estos lobbies empoderados. Y la manera de validar esta discriminación, es creando el dogma de la opresión como axioma, disociando lo que creas, o lo que hagas, de tu valor como persona. O eres opresor, o eres una víctima. Y si eres un opresor según estas tablas, o sea, un hombre blanco occidental, tu mera existencia agrede, viola y oprime al resto de categorías, que por ley divina, son oprimidos y víctimas por nacimiento.

La victimización es una herramienta, que se permite juzgar en base a lo que tenemos entre las piernas, para encerrarnos en una jaula, recitando un mantra que nos tacha de opresores con privilegios, por ser lo que somos. Depende de nosotros y solo de nosotros, que tomemos la acción y la determinación, de no dejar pasar un solo agravio, un solo menoscabo en nuestra integridad. En la jungla, cuando alguien acude a un grito de auxilio, no lo hace para ayudar a la presa, lo hace para cazarla. Y la bestia a la que nos enfrentamos los hombres en Occidente, lleva una máscara políticamente correcta.

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