MARCA PERSONAL: CONTENIDO vs. POSICIONAMIENTO 💎

Your work is going to fill a large part of your life, and the only way to be truly satisfied is to do what you believe is great work. And the only way to do great work is to love what you do. If you haven’t found it yet, keep looking. Don’t settle. As with all matters of the heart, you’ll know when you find it.

― Steve Jobs

Que te parece, pones una quote de Steve Jobs y ya todo rodado ¿verdad? No te voy a engañar, si te soy sincero, es el primer ejemplo de marca personal que me ha venido a la cabeza. En cuanto a eso, creo que es innegable. Aunque la cosa va más bien tirando de carisma y de contenido, o de la ausencia de este. De hecho, realmente no escribió código, ni creó manualmente un solo programa. Gestionaba su equipo de forma tiránica, imponiendo su criterio a cualquier precio. Si no hubiera tenido gente trabajando para él como esclavos, nadie le conocería hoy en día.


Echando fuera las susceptibilidades, a menos que hayamos tenido mucha suerte, todos hemos tenido un jefe, o hemos conocido a un directivo, o nos han encajado a alguien encima, que sin méritos, experiencia suficiente o siendo claros y directos: sin conocimientos, ha ocupado una posición de responsabilidad, por encima de otros más capacitados, cuya carrera profesional, estudios, formación y conocimientos eran mayores. Por lo que todas estas aptitudes, no han parecido ser los factores clave para esa designación. Seguro que no te resulta extraño.

Alguien más políticamente correcto, te hablará de gestión de la confianza, de marca personal, de que se buscan aptitudes diferentes en la escala de dirección, de que esa persona bla, bla, bla… Digamos que todos esos argumentos diseñados para anestesiar el mérito, son el podemos ser amigos del ascenso y la promoción en las empresas. Es como cuando te lo curras un montón con una chica: ella te gusta, te importa, la escuchas, te preocupas por ella y le dedicas tiempo, y al final con quién se va a la cama, es con un guaperas random que ha conocido en Tinder, que no sabe nada de ella y que además, le importa una mierda.


No me equivoco, si afirmo de forma rotunda, que la batalla del éxito en base al contenido está perdida de antemano, si solo observamos la calidad de este contenido. Tampoco me equivoco, al afirmar de forma paralela, que el mérito profesional o la experiencia, son factores teóricamente decisivos en la promoción dentro de las empresas. En cambio, tanto online como profesionalmente, el posicionamiento sí es un factor clave, para que tengamos éxito. Y por esta razón, lo que se ha convertido en un producto de primera necesidad en el crecimiento de las empresas, es más el posicionamiento respecto a la competencia, que la calidad del contenido o el valor de los servicios que estemos ofertando.

Si no estás bien posicionado, no vendes: es así de simple. Mejor dicho, no tienes posibilidad de vender. Si estás bien posicionado, ya cuentas con muchas más opciones que el resto, independientemente de que tu contenido, o tus habilidades, conocimiento y experiencia, sean mejores o peores que las del resto ¿Por qué? Básicamente porque a ti te ven y a los demás no, es muy fácil de entender. Si tú eres el mejor en algo, pero nadie te conoce, o no figuras en ninguna plataforma, donde los de tu sector, puedan saber de tu existencia, difícil será que puedas colocar tu producto, o ascender de posición en el mercado de trabajo. Si eres bueno pero nadie te conoce, eres el mejor en tu casa. Punto.

Valen más tus amistades y tus contactos, el estar en el lugar adecuado y momento adecuado, tu apariencia y tu fama en tu red social, que tu capacidad y tu contenido. Me duele decirlo hasta a mí, pero no por ello va a ser menos verdad. La oportunidad solamente les llega a los que sacan la cabeza, no a los que la esperan pacientemente, porque además, en los momentos de cambio, en los que se toman las decisiones para seleccionar y elegir, la presentación, la imagen, la apariencia y la presencia, que es lo primero que percibimos de alguien, es el 90%.


Tampoco creo que te esté descubriendo nada nuevo ¿o quizás sí? Quizás eres de aquellos que todavía, se preocupan por ser sólidos en contenidos, tanto personal como profesionalmente. Y quizás tu problema sea, que no sabes posicionarte y que para ti es más importante tener un buen producto, antes de que te conozcan, o que te reconozcan por tu marca personal. Bueno, te diré que este tipo de branding, no tiene sentido si la persona que está detrás es un vacío, ya que solemos ser reconocidos, precisamente por lo que hacemos bien, o todo lo contrario… también te puede recordar para mal, por algún error o agravio cometido, estigmatizando tu imagen, a pesar de que tu carrera profesional haya sido para ti lo más importante, y en lo que más tiempo hayas invertido.

Hay contenido de calidad que jamás conoceremos, porque este no es accesible en las plataformas que consultamos diariamente. O quizás si esté presente, pero no ha tenido el impacto que a todo emprendedor le gustaría tener, y quedará anulado entre los millones de perfiles, artículos y registros de información que flotan en la nube social. Es algo así como creer en el alma gemela en el amor: crees que existe en alguna parte del mundo, esa persona adecuada para ti, pero… no has llegado a conocerla y no sabes si alguna vez lo harás. ¿Te das cuenta? Al final, el concepto de posicionamiento es tan aplicable a nuestra vida diaria, como lo es comer o amar. Nosotros también somos producto, somos información, consumimos y emitimos información.


¿Qué nos queda? Nos queda ser diferentes, en un universo de información formado por millones de individuos promedio, que a su vez desean ser queridos, valorados, amados y contratados, como alguien único e irrepetible. Y es aquí, donde una vez más cometemos el mismo pecado de siempre: creernos muy importantes.

Todo actor reconocido, todo deportista de élite, todo escritor de éxito, necesita un agente que le represente y que gestione de alguna forma su posicionamiento, para que el protagonista en cuestión, pueda estar centrado en su producto, en aquello que es bueno y que puede entregar al mundo con una calidad superior a la de los demás. Tanto es así, que podemos encontrarnos con auténticas patadas al arte, a la cultura, a la música, cuando se trata de un profesional mediocre, pero que está muy bien representado, colocado o posicionado. Al final, este producto mediocre, estará mejor posicionado por encima de otros, que no conoceremos porque no han podido tener ese impacto.

Saber capitalizar la imagen de alguien, apoyándose en un marketing personal que resulte popular al público, puede hacer y de hecho lo hace, que muchos puestos de responsabilidad, caigan en manos de personas que realmente no estén capacitadas para estar en un nivel de toma de decisiones. Me preocupa que el estímulo principal del mercado, sea precisamente el fomentar carcasas vacías detrás de las cuales, no haya un producto de calidad, unas ideas sólidas, o buenos profesionales. Me preocupa, pero al ser tantos en este mundo tan competitivo, es la realidad con la que hemos de enfrentarnos.

¿Una moraleja? Hay que tener amigos hasta en el infierno.

Somos antihéroes en un mundo que ha dejado de creer en los hombres buenos.

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