ENAMORARSE AL MARGEN DE LA LEY ⚔️

We do not choose love. It claims each man as it will. And maybe there's no peace in this world, for us or for anyone else, I don't know. But I do know that, as long as we live, we must remain true to ourselves.

— Spartacus

Si te enamoras, estás cometiendo una imprudencia. Y cada vez más, porque hoy no es inteligente. Pero a pesar de ello, sin dejar de usar la cabeza que para algo la tenemos, te voy a invitar a esa imprudencia, por una simple razón: tenemos derecho a ser felices, tenemos derecho a experimentar, a vivir algo auténtico con alguien que merezca la pena. Y nadie más que tú y esa persona tienen derecho a meterse ahí.


Nadie: solo vosotros dos, porque solo os pertenece a vosotros y a nadie más. Vuestro cuerpo, vuestra mente, vuestro sexo y vuestra conciencia, son solo vuestros; y si queréis compartirlos con alguien, vuestra única preocupación debe ser cómo estar bien el uno con el otro. Sin más condicionantes, sin más añadidos, porque en ese terreno solo gobiernan quienes participan: ella y tú. Si tú eres capaz de respetar sus necesidades, su tiempo y su espacio, y ella es capaz de responderte de la misma forma, algo tan sencillo como eso… entonces, el trabajo estará bien hecho.


No son derechos escritos, no vienen recogidos en ningún documento, y si lo están tal cual los presento, entrarán en la libertad individual de cada uno. Esa libertad individual, que ya sin disimulo ninguno, pretenden arrebatarnos con las mismas leyes, que deberían defendernos y representarnos, en lugar de atacarnos por lo que somos: hombres.

Es imposible entablar una relación sin confianza: imposible. Si quieres vivir algo auténtico con esa mujer, si al menos quieres tener la oportunidad de vivir algo realmente auténtico, tienes que confiar. En algún momento tienes que dejar la puerta abierta para que entre. Es un riesgo porque lo es, pero es que no sé si ya te habrás dado cuenta, de que la única manera de conocer realmente a alguien hoy en día, y más si eres hombre, es moverte al margen de la ley.

Si dejas que la ley y la doctrina políticamente correcta, entren en tu vida, en tu conciencia, en tu voluntad, en tu sexo, en tus ganas de vivir y conocer a una mujer que lo valga, primero para abrir tu puerta, dejarla pasar hasta dentro, y después para avanzar con ella, debes dejar toda esa basura de lado. Si permites que la doctrina que pretenden imponernos, entre en tu vida, nunca vas a hacer nada por ti mismo. Nunca podrás ser libre de expresar lo que quieres, hacia una mujer.


Soy bien consciente de lo que digo, y soy muy consciente también de que hoy cada hombre que se dirige a una mujer por primera vez, con el ánimo de conocerla y tener una experiencia con ella, se está exponiendo. La respuesta más intuitiva, o más segura de cara a nuestro instinto de conservación, serían el miedo y la precaución. Mejor no hacer nada ¿verdad? Por si acaso… no vaya a ser que nos busquemos un problema. Ese es el miedo que pretenden inyectarnos, para que estemos controlados y bailemos al son de lo que nos impongan. Quien tiene miedo, hace todo lo que le dicen para no sufrir consecuencias. ¿Pues sabes qué? Me niego a vivir con miedo.

El miedo, es el mecanismo de control sobre la población, más efectivo y antiguo que existe. Cambiarán las épocas, las guerras, las amenazas, las temáticas, las culturas, los gobiernos, las personas… pero siempre es el miedo la herramienta de control. Y la única forma de no someterse a este control, es enfrentarse a este miedo. Aceptarlo, porque sabes que está presente, sabes lo que puede pasar, sabes que te estás arriesgando: porque te estás arriesgando, pero quien no arriesga, no gana. Y esta es otra verdad universal: nadie va a venir a la puerta de tu casa, a ofrecerte la felicidad en una bandeja.

El miedo nos hace esclavos, nos haces sumisos, y no hay peor esclavo que el que no quiere ser libre porque tiene miedo de lo que le pueda pasar fuera de los muros de la domus. Estos esclavos no se dan cuenta, que es su condición de esclavo, la que realmente les pone en riesgo, porque ya su vida no les pertenece a ellos mismos. Ningún esclavo está seguro, dentro de los muros de la domus.


Suena muy fuerte, pero prácticamente es así, cuando los derechos del hombre carecen en absoluto, de cualquier mecanismo que nos defienda ante una injusticia. Porque es así, están legislando la vida privada de las personas, al menos lo están intentando. Nos quieren convertir en compradores del SÍ, y quieren que pasemos por ese formulario, o por ese contrato, para que seamos conscientes de que debemos pagar un precio si queremos acercarnos a una mujer.

Por un lado, persiguen la prostitución como una lacra social, criminalizando al hombre que pagar por sexo. Y por otro, nos están obligando a pagar y a asumir consecuencias: un riesgo, un coste de oportunidad que nos coaccione, y que nos impida cuando tengamos la iniciativa, a mover un solo dedo sin que nos den permiso si quiera para hablar. Porque es hablar, de lo que queremos expresar, lo que deseamos o pretendemos, cuando nos acercamos a una mujer. Yo no voy a comprar ese SÍ.

El miedo solo se vence con conocimiento y tú debes saber a quién le estás abriendo la puerta. ¿Sabes la diferencia entre un hombre inteligente y un loco? El hombre inteligente sabe lo que hace, mientras que el loco no piensa en las consecuencias de sus acciones. Si decides abrir tu puerta y confiar, debes hacerlo solamente con aquella que se haya ganado tu confianza. Hay que conocerse lo suficiente, para saber a quién estamos dejando entrar. Y ella para sentirse segura, debe conocer también al hombre que la está invitando a entrar. Eso no se consigue en una noche. La mejor respuesta para ambos, es conocerse primero. Tenemos que saber con quién nos estamos acostando.

Somos antihéroes en un mundo que ha dejado de creer en los hombres buenos.

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