¿CUÁL ES TU VALOR DE MERCADO CON LAS MUJERES? 👑
We're a generation of men raised by women. I'm wondering if another woman is really the answer we need.
― Tyler Durden, Fight Club
Estimado amigo mileurista, currito de a pie, pequeño empresario, trabajador por cuenta ajena, autónomo y demás etcéteras… tengo algo importante que decirte si no tienes pareja. También tengo algo que decirte si estás en el paro, porque si estás en el paro, o no tienes ingresos, no me estoy olvidando de ti: simplemente estoy saludando por nichos. ¿Qué tienen que ver tu grado de ocupación y tus ingresos, con tu valor de mercado de cara a las mujeres? Pues en una sociedad de mierda políticamente correcta como ésta, aparentemente nada; pero como tú y yo sabemos, que todo lo políticamente correcto es mentira, como tal lo es también, todo lo que deriva de ello. Y con las mujeres más.
Ahora alguien se estará frotando las manos, porque supone que le voy a dar la enésima vuelta de tuerca, al tópico generalizado del físico atrayente y de la hipergamia, que existir existen, y además cuando se dan a la par, al hombre promedio como pueda ser yo, o puedas ser tú, nos deja bastante malparados ¿Y por qué malparados? Pues porque no soy guapo, al menos en exceso. Tampoco gano mucho dinero, me da para vivir dignamente, pero vamos… no voy encendiéndome puros con billetes de 50€. Soy un hombre promedio muy normal, las mujeres no me silban cuando voy por la calle, ni se sonrojan cuando las hablo cayendo rendidas a mis pies. Soy como el protagonista del Club de la lucha, antes de conocer a Tyler Durden. Algo más viejo, más gordo y más gastado quizás, que el papel de Edward Norton en la película Fight Club… así que te puedes hacer una idea.
No quiero que te agobies, porque no te va a servir absolutamente para nada ¿y sabes por qué? Porque hay muchos, muchos, pero que muchos guaperas con pasta, y que además están regalados. Las mujeres se permiten el lujo de rechazarlos y de ponerlos también a la cola. Eso quiero que lo sepas, no me lo ha contado nadie: lo he visto yo. Mujeres además, cuyo perfil podrías ubicar entre el amo del calabozo, y una mujer elfa de Rivendel, tirando más para lo primero. Te preguntarás ¿cómo es esto posible? Lo es, porque los tíos hoy en día no saben, o no sabemos, gestionar nuestro valor de mercado.
Incluso más que el valor, te diría nuestro precio de compra. Porque hay tíos que valen o podemos valer mucho, pero no nos sabemos sacar partido, al vemos pobres de recursos (aunque esto no sea así). Cuando precisamente la seducción femenina, el 80% es que nos vendan humo, jugando con el físico y la escasez, manejando tiempos y jugando a ser únicas (cuando esto no es así, hay muchas, muchas, muchas). Si además estás en un país como España, en plena “época del destape” feminista, en el que la mujer occidental, ha perdido por completo la percepción de lo que es real, y el sentido de lo que valen las cosas, por considerarse el centro y ombligo del mundo, lo más importante, y a la que hay que servir y prestar atención incondicionalmente… Oye, que yo no las culpo ¿eh? Es lo que las llevan diciendo las últimas dos décadas, en todas partes. Mal vamos si nos ponemos a competir entre nosotros, por las cuatro migajas que además nos niegan. Ojo, hablo del hombre promedio: aquel que no entra en los radares de búsqueda en una primera inspección. Aunque al guaperas, también le dan de vez en cuando.
Te lo acabo de decir y no te has dado cuenta ¿a qué no? El error es competir, es ir detrás cuando todos van, es decir que sí a todo, es regalar la atención, la validación social… a fin de cuentas, es darte gratis. Ese es el puto error entre los errores: ponerte a coste cero. Si solo fuera esto, y lo tuviésemos todos tan claro, estaríamos mejor; pero aun así… nuestro mayor enemigo lo tenemos en casa. Nuestro mayor enemigo es ese 99% de tíos que se regalan, por cada uno que aguanta la posición. Y los que más entre todos, los que se siguen pillando los dedos, y todo lo que les cuelga, con el matrimonio. Porque eso ya no es regalarse, eso es un despliegue de medios a lo UNICEF. Hasta que el mundo no vea, que nuestra mera compañía, no le sale gratis a quien la pretende, o mejor dicho: a quien la da por hecha, esto no va a cambiar.
No es cuestión de que nos demos más importancia, o de que nos metamos en bandos anti-esto, o anti-lo otro. Ni nosotros somos tan importantes por separado, ni ellas tampoco. La cuestión es, que está en nuestra mano como hombres, el regular este mercado. Y la única forma de hacer que un producto, en este caso nosotros, valga más en el mercado, es haciendo que escasee. No nos tenemos que esconder, pero si no somos capaces de aguantarnos “un poquito” haciéndonos más inaccesibles, mejorando también la calidad del producto, y seleccionando lo que queremos realmente, en lugar de agarrarnos a la primera que veamos, vamos mal. ¿Subirnos el precio sin dar nada a cambio? Bueno, eso es lo que hace la burbuja occidental feminista, y nosotros no queremos eso ¿verdad? Se supone que algo realistas, debemos ser para no montar una idiosincrasia paralela que paralice el mercado, porque aquí entonces, no se baja del burro ni Perry.
Podemos mejorar la calidad de nuestro producto ¿Sabes cómo? Viviendo para nosotros: no hay más misterio que ese. ¿Qué en vez de construirnos en veinte años con prisas, tardamos treinta y lo hacemos bien? Pues tardamos treinta, pero vamos a dejar las prisas fuera, porque si no, en lugar de construirnos, nos vamos a cocinar para que nos consuman. El problema, es que para que esto no pase, la educación la tienen secuestrada, para crear acompañantes en lugar de hombres.
A eso, es a lo que se refieren cuando hablan de deconstruir la masculinidad: a crear hombres amaestrados a la medida de una mujer artificial, en un mundo políticamente correcto que no existe. Si al menos fuese una mujer real, que respondiera a ese tipo de estímulos que proponen con esta reeducación, pues oye, a lo mejor merecería la pena planteárselo, pero… las mujeres reales, no responden a hombres de-construidos. Responden a muchas cosas, pero a eso precisamente no. No comas mierda, vive para ti y deja que todo lo demás siga su curso.
Somos los antihéroes en un mundo que ha dejado de creer en los hombres buenos.
Comentarios
Publicar un comentario
El mundo no va a cambiar por lo que vayas a decir ahora, créeme... pero si crees que merece la pena y debes decirlo ¡adelante! Es tu decisión.