NUNCA ENSEÑES TUS CARTAS: ESTO NO ES AMOR 🎱
Sandy: What happened to the Danny Zuko I met at the beach?
Danny: Well I do not know. Maybe there's two of us. Why don't you take out a missing person's ad? Or try the yellow pages, I don't know.
— Danny & Sandy, Grease
Te iba a decir que en el amor, si quieres que te vayan bien las cosas, nunca debes mostrar tus cartas. Pero conforme te lo estoy escribiendo, me doy cuenta de que eso no es amor. Y eso es precisamente lo que quiero que entiendas, que no lo es y que nunca lo fue. Si no puedes ser más inteligente que ella, socialmente hablando, al menos intenta ser más listo o simplemente no cagarla. Porque socialmente, ella está mejor preparada que tú y eso incluye por supuesto, las relaciones de pareja. En cuanto a esto, no hay debate: es una realidad.
Te juro que te iba a hablar de amor, pero no te iba a hacer ningún bien ya que, te estaría encaminando a ir a pecho descubierto, y eso es un lujo que hoy, cualquier tío que quiera tener el control de su vida afectiva, es un lujo que ni puede, ni debe permitirse. El título del artículo iba a ser ¿Estás enamorado de ella? Pero lo acabo de cambiar. Y lo he hecho, porque no quiero que entiendas este texto como una herramienta de conquista, ni como una serie de pautas que creas que te van a hacer estar con la mujer que te atrae, o con la mujer que crees que amas. La estarías cagando y mucho. Lo que quiero que saques de aquí, es seguridad en ti mismo y una forma inteligente de llevar una relación: que no te lleven a ti, que seas tú el que elija estar o no estar, ir o no ir, querer o no querer.
No es amor, porque si lo fuera estarías desprotegido. Y sé como suena, soy consciente de ello: huele a mierda hablar de esta forma, pero tenemos que saber estar por encima de lo que sentimos, si queremos que nuestra vida siga siendo nuestra. Eso he dicho: estar por encima de lo que sentimos, obligarnos a ellos, para que nuestra capacidad de decisión se mantenga lo más intacta y segura posible. Porque querido amigo: si renunciamos precisamente a la seguridad que solo nosotros sabemos aportar y nos dejamos llevar por las mariposas de la primavera, dejamos de ser quienes somos. Tendremos un tiempo de felicidad, eso jamás lo negaré ¿me oyes bien? Jamás lo negaré, pero estaremos pagando un precio: el dejar de ser nosotros mismos y el bajar la guardia. Y si en la jungla bajas la guardia, estás muerto.
Por la boca muere el pez, y es aquí donde los tíos la cagamos SIEMPRE, cuando estamos en frente de una mujer lo suficientemente importante para nosotros. Espero que te hayas dado cuenta, que he utilizado la palabra importante para referirme a ella: no he dicho guapa, no he dicho atractiva, no he dicho que te quieras acostar con ella, no he dicho que sea la caña, ni la mujer de tu vida. He dicho que ella es importante para ti, porque eso quiere decirlo todo. Si ella es importante para ti, significa algo para ti. Si ella significa algo para ti, mentalmente ya la has separado del resto de mujeres, ella es alguien especial y por eso ya no te vale cualquiera.
Cuando ella es importante para ti, el vía crucis para cualquiera de nosotros (para mí el primero), es mantener la cabeza fría, porque es justo lo contrario de lo que te pide tu cuerpo. Te quieres dejar llevar, quieres sacar todo lo bueno, quieres… ¿cómo no vas a querer? Si es ella, pues claro que quieres; pero sin control sobre nuestros deseos, no vamos a durar tres asaltos, y lo que es peor de todo, no vamos a conseguir que ella mantenga su interés en nosotros, si lo entregamos todo de golpe, sin que ella tenga que mover un solo dedo para conseguirlo. Porque de esto se trata y se ha tratado siempre, el hombre cuando afloja, no solamente afloja de dentro para fuera lo que siente por ella, afloja y suelta materialmente actos concretos, hechos concretos, voluntad, tiempo, bienestar y bienes materiales, porque es así como los hombres amamos. Vale, esto lo puedes intuir tú mismo, pero querrás saber ¿en qué se traduce este control?
Primero, en no actuar impulsivamente o sabiendo que no estás en plenitud de tus facultades ¿quién está hablando? ¿tú o tus hormonas? ¿tú o tu pene? Dime ¿quién tiene ahora mismo el control? Porque si no estas seguro de saber quién es el que está hablando ahora, mejor no hacer ni decir nada. Cuenta hasta 10 y elije el gesto o las palabras, que serían propiamente tuyos en condiciones normales. No te estoy diciendo que te quedes congelado, te estoy diciendo que sigas siendo tú, pero bajo tu propio gobierno. No te estoy diciendo que no hables, o que te hagas el loco, te estoy diciendo que mejor elijas las palabras antes de soltarlas a chorro, y que seas tú el que hable.
Después está la paciencia, el control de la ansiedad; porque si ella sabe hacer algo mejor que tú es controlar los tiempos. Solamente recuerda que no te va la vida en ello, y es preferible actuar poco o muy poco pero con calidad, que convertirte en un espantajo reactivo a cada palabra, o a cada movimiento por su parte. ¿Qué tienes ganas? Pues claro hombre, pues claro… pero si no te controlas un poquito, todo lo bueno que hay en ti, va a pasar a tener un valor de mercado cero, si no tienes paciencia y autocontrol, a la hora de responder o actuar.
Si existe una herramienta poderosa para el hombre dentro una relación, esta es el silencio, o mejor dicho: el control de los silencios. Y no me refiero solo a no abrir la boca: me refiero a hablar sin palabras. ¿Sabes cómo se hace? Lo bueno del silencio, es que depositas en la otra parte, en la otra persona, la carga que previamente has tenido tú que asumir miles y miles de veces, cuando no sabías cómo llegar hasta ella, y le has contado hasta lo que pone en el reverso de tu carné de identidad. Habla sin hablar, exprésate sin palabras… no seas un mimo de circo, solamente aprende a economizar información.
Dosifícate y sigue siendo bueno, sigue siendo tú, porque si solamente eres tú el que sabe qué llevas por dentro, y si esto es así: eres tú quien tiene control. Las palabras y lo que sale de ti, tus reacciones, tus expresiones faciales, tus respuestas, o mejor dicho: cómo das tus respuestas, son el termómetro regulador que ella utiliza para calibrarte, y saber exactamente en qué punto estás. Bueno, si economizas la información que das, mejor para ti. No siempre tenemos que ser un libro abierto.
Espera un momento ¿y el silencio como castigo o indiferencia? Ojo con esto, no tienes que ser un hijo de puta: solo estoy a favor de este tipo de silencio, cuando ella no se ha portado bien contigo, cuando es ella la que ha tenido una mala reacción, o cuando es ella la que tiene un berrinche, porque te darás cuenta… que en efecto ella no es perfecta. Y es una buena forma de expresar, no expresando nada, evitando la confrontación, que no estás de acuerdo con algo que ha dicho, o con algo que ha hecho.
Y la mejor de todas: la capacidad de sorpresa, que no te vea venir; porque si eres imprevisible, es que tú tienes el control. En estos momentos, solo y solamente cuando eres inesperado, es cuando debes dar lo mejor. Calibra, ojo, no seas un sociópata que se presente en mitad de una comida familiar con un ramo de flores esperando recibir un aplauso de la grada, porque queda muy cinematográfico, pero en la vida real… pues como que no. Hazlo sin esperar una recompensa, hazlo porque sale de ti el hacerlo, pero lo más importante de todo, no te quedes esperando a ver cuál es su reacción.
Sé bueno, pero selo porque realmente querías hacerlo. Aquí fallan los capullos que se quedan esperando, pasando la gorra para ver qué les cae. No es eso, porque no es una actuación de un músico callejero. No es una actuación, es una forma auténtica de demostrarle que la tienes en cuenta. Y ahora, querido amigo… es su turno.
Nunca enseñes tus cartas y deja que ella trabaje en la relación. Nadie desea aquello que tiene al alcance de la mano.
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