EL LAZO DE LA VERDAD Y LA VULNERABILIDAD MASCULINA 🚦
What one does with the truth is more difficult than you think. I learnt this the hard way, a long, long time ago. And now, my life will never be the same.
― Diana Prince, Wonder Woman
En la mitología DC, El lazo de la verdad fue creado a partir del cinto de belleza de la diosa Afrodita. Este lazo utilizado por Wonder Woman, tiene la facultad de hacer decir la verdad a todo aquel con el que es rodeado, por mucha resistencia que el sujeto interponga. Es inútil resistirse, es infalible: cuanto más te resistes, más te quema. La verdad lucha siempre por salir, aunque se lo queramos impedir y a veces, es solo cuestión de tiempo. No podía venir de otra parte… ese lazo tenía que ser de Afrodita ¿verdad? Creo que no hay mejor forma de definir la vulnerabilidad masculina. ¿Te atreverías a hablar con el lazo de la verdad atado del brazo? Ahí lo dejo…
No es algo que hagamos todos los días, la única forma de saber si puedes confiar en alguien, es confiando. Esto que parece una verdad de Perogrullo no tiene más vuelta de hoja. No sabes si alguien es digno de confianza hasta que la depositas en ella. No hay otro camino, tanto el amor, como la amistad, como la confianza, son facetas que solamente pueden demostrarse cuando se practican. Elegimos confiar en alguien, en una persona concreta por la que cualquier razón, consideramos digna de esa confianza. Creemos en esa persona, y porque creemos en ella confiamos. Se trata de una elección, porque si confiamos en alguien es porque creemos lo merece y tenemos fe en que podremos seguir haciéndolo.
Es difícil que confíen en ti si tú no te fías de nadie. Por eso si quieres que confíen en ti, antes has de hacer ese ejercicio con la persona a la que consideres digna. No es una confesión, no es una descriptiva de tus sentimientos, no es contar un secreto o confiar una misión o un trabajo: es todo esto junto. Hay cosas que solo le dirías a la mujer que amas, o a un amigo que sabes no te va a defraudar… jamás a un completo desconocido o desconocida, a menos que estés huyendo de algo. El anonimato para muchos, puede ser sinónimo de libertad, pero eso ya es otra historia. Sin confianza, no puedes decir que amas a alguien.
No me gusta utilizar la palabra vulnerable, aunque todos lo seamos en cierta medida. Todos tenemos una debilidad, un punto flaco, una confesión y unos sentimientos. No somos invencibles y porque no lo somos, precisamente por eso necesitamos confiar. Muchos interpretan esta confianza como un signo de debilidad, porque lo más intuitivo, lo más seguro y los más inteligente parece que es no soltar prenda ¿verdad? Y como dicen por ahí: por la boca muere el pez. Y lo cierto, es que lo dicen con razón. ¿Acaso confiamos en quien no debemos? ¿quién es merecedor o merecedora de nuestra confianza? Solo lo sabremos cuando la depositemos.
El error más frecuente por nuestra parte, es confundir mera atracción sexual, con algo más elevado. Y ahí es cuando la cagamos ¿te resulta familiar? Quién esté libre de pecado que tire la primera piedra, pero pasa… ¡claro que pasa! Con poquito nos venimos arriba y algunos nos “enamoramos” con más facilidad que otros. Lo cierto es, que esa atracción sexual suele ser la puerta de entrada y si estamos muy “enamorados” igual prometemos la luna, juramos bandera y damos un mortal hacia atrás todo en uno. Los “enamorados” son como Bruce Willis en el Sexto Sentido: solo ven lo que quieren ver.
Como si con el lazo de la verdad nos rodearan, a veces no es que sea imposible resistirse a abrirnos y soltar lo que llevamos dentro… es que es inevitable. Sobre todo, si la mujer que tenemos delante significa algo para nosotros y la hemos separado del resto por cualquier razón. Creo que sabes exactamente de qué estoy hablando. Por más que nos planteemos cerrarnos, o protegernos, o cubrirnos para no ir a pecho descubierto, llega un momento y una persona, que probablemente sin pretenderlo, consigue que mostremos nuestra vulnerabilidad. Nadie nos lo ha pedido y sin embargo lo hacemos.
Y cuando pasa, no nos pasa con cualquiera: lo hacemos sin que nadie nos lo pida, sin que se nos exija… lo hacemos simplemente porque nos quema por dentro y queremos conectar con ella. Porque cuando un hombre se abre el pecho, es porque en su ser más profundo quiere conectar. No estoy apelando ni al romanticismo ni a la heroica, porque si te abres, lo haces desde tu libertad y se supone que eligiendo bien. Aunque no creo que seamos responsables de lo que sentimos al 100%, ya que muchas veces no tenemos pleno dominio y autocontrol sobre lo que nos afecta; sí somos responsables de lo que decimos y de lo que hacemos.
Muchos hombres en el mercado del desengaño, se arrepienten de haber confiado, o de haber expresado lo que llevaban por dentro a la mujer a la que querían en algún momento. Parece que a la larga esto no les ha salido rentable. Quizás no lo debían haber hecho, quizás no somos tan fuertes como creemos que somos, quizás es inevitable que tarde o temprano debamos hacerlo. Si bien uno es dueño de su silencio, a veces el silencio grita de tal forma que no puedes contenerlo. Y si bien ni el mundo, ni ella tienen por qué entenderte, hay veces que la única forma de saber si puedes confiar en ella, es haciéndolo. No hay otro camino.
Hay quien pretende imponer esta vulnerabilidad masculina de forma pública, en una hipotética deconstrucción de la masculinidad ¿Sabes cómo llamo yo a esto? ¡Basura! ¿y sabes por qué? Porque cuando te lo imponen como pretenden, sí es para instrumentalizarlo y debilitarte, para que entregues todos tus puntos débiles sin rechistar y este mercado pueda hacer de ti un hombre sumiso sin recursos para defenderte. Por eso la libertad es tan importante, porque de hacerlo y mostrar esta vulnerabilidad, solo has de hacerlo a voluntad hacia quien sientas que debes hacerlo. Ni mucho menos a demanda.
Los gestos de amor y de confianza, no se otorgan cuando te los piden, porque si se hacen a demanda carecen de valor alguno. Solo son auténticos y reales cuando salen de ti. Porque si te los tienen que pedir, malo… creo que Frida Kahlo estaría de acuerdo conmigo, con su Si tengo que pedírtelo ya no lo quiero, porque es justamente eso, la confianza no se puede comprar.
Comentarios
Publicar un comentario
El mundo no va a cambiar por lo que vayas a decir ahora, créeme... pero si crees que merece la pena y debes decirlo ¡adelante! Es tu decisión.