EL DESEO: EN BUSCA DEL ÉXITO GARANTIZADO 😈

I'm the hand up Mona Lisa's skirt. I'm a surprise, Kevin. They don't see me coming: that's what you're missing.

— John Milton, The Devil's Advocate

No quería decirlo, pero hay tantas cosas que no quiero decir y que no me puedo callar, que es posible que explote si no lo hago: La búsqueda del éxito garantizado, es un negocio en sí mismo, que vive de personas reactivas dependientes de los resultados. No he nacido siendo un genio, ni lo soy hoy en día. No he venido al mundo sabiendo de todo, creyéndome en posesión de la verdad y sintiéndome capacitado para dar órdenes a nadie. Es más, soy un alumno bastante reglado para lo que me enseñan, sobre todo si estamos hablando en el terreno profesional. 


Sigo con interés a varios profesionales del marketing y de la comunicación digital, y no solo por seguirles, sino porque me los creo. Veo que comparten contenido de calidad, y compruebo que tienen una respuesta del público, a la que se puede calificar como admirable… que ya quisiera tener yo para mí. ¿Por qué te cuento todo esto? Porque querido amigo, hay un pero…

Me he dado cuenta con el paso de los años y con mi modesta experiencia, que a mí no me funciona lo mismo. Debo ser sincero: es así y no te voy a mentir. Y te diré que cuanto mayor es mi servilismo a la dictadura del marketing, cuanto más mido mis palabras, cuanto más controlo las reacciones del público, las aperturas, el feedback, el tiempo de visita en la sesión, el % de rebote, y demás parámetros, que se supone deben ayudar al menos a tener una idea, de si estás dando un contenido acorde con el interés del target al que pretendes atacar… mayor es el diámetro del a mierda que me como. No debería ser así ¿verdad? Si se supone que “lo estoy haciendo bien” los resultados deben acompañar. Deberían acompañar.


Pues toda esta buena conducta, seguidora de las pautas del marketing y de la inteligencia normada… a ver cómo lo digo bien: se va a ir a la mierda, se va a ir a tomar por donde amargan los pepinos. No estoy muy seguro de poder decirlo, ya que no soy un experto en marketing, o bueno, creo que ya estoy en posición de decir que lo soy, porque sobre el papel lo soy, pero como los resultados no acompañan, digamos cordialmente, que todas estas pautas y prácticas de éxito garantizado, se están yendo en fila india y por orden alfabético a tomar por donde la espalda pierde su noble nombre.

No sé si les pasará a más individuos que aparte de mí, viven de esto, pero si les pasa lo mismo que a mí, creo que ya va siendo hora de quedarnos con lo que nos sirve, y deshacernos del peso muerto. ¿Y cuál es ese peso muerto según los palos continuados de la experiencia? Ni un palo, ni una ruina, ni dos: estamos hablando de más: actuar y tomar decisiones, en función de esperar un feedback y unos resultados concretos. Y lo que es peor de todo, hablando coloquialmente, es que me he dado cuenta, de que es la historia de mi puta vida: que no son las visitas de una página, las aperturas de una news, o la conversión en ventas: que es la vida, mi vida.

Ya me gustaría dar lecciones, ya… por eso siempre he sido tan anti sonrisa-Profident, tan anti vida-perfecta, tan anti dieta-milagrosa y tan anti éxito-de-cara-a-la-galería. Nunca he tenido resultados brillantes o dignos de mención, con unas pautas prefabricadas; porque con unas pautas prefabricadas, solo he conseguido resultados prefabricados ¡ojo! dependientes de seguir recibiendo pautas, tras su correspondiente curso, abono, cuota o suscripción.


Y ya te digo, que me gustaría dar lecciones, porque eso implicaría que tengo conocimientos sólidos, o al menos nociones acertadas en la praxis, de lo que estoy diciendo, porque me los resultados, pero te estaría mintiendo. Junta eso además, con que soy del tipo de persona incapacitada para mentir, así qué ¿qué moto te voy a vender? No hay moto.

Siendo un completo ignorante, siempre he tenido mejores resultados cuando no estaba midiendo lo que estaba haciendo. Cuando no he esperado unos resultados, han sido siempre los mejores. Y no es el final de una fábula Disney, en la que te esté motivando con un “sé tú mismo” políticamente correcto, no… ni de coña. Lo que te estoy diciendo es que en la ignorancia, uno debe dar lo mejor de sí desde lo auténtico al no tener patrón de medida.

Te estoy diciendo, que los resultados mientras dependan de voluntades que no son la tuya, jamás estarán garantizados por un manual, o por una buena praxis. Es más, estoy tan harto de la buena praxis, por saberla una jaula de domesticación, que siento entre barrotes, cuando debo aplicar algo, que sé con practica certeza, que no va a funcionar: ni comercial, ni humana, ni política, ni afectivamente hablando.

Sería algo así como esperar que una mujer, te escribiera un libro para aprender a ligar. Un libro en el que ella destapara sus más íntimos deseos y te los revelara, para que te sirvieras de ellos para seducirla, regalándote por completo, lo que precisamente ella protege con tanto celo: a sí misma. ¿Tú ves que esto pase en la vida real? ¿a que no? Pues esto es el marketing que conocemos hoy en día: un manual de seducción, escrito por una mujer para seducir mujeres ¿te lo crees? Porque quizás así explicado, te haya resultado más claro de entender.


El deseo no está reglado. El deseo vive precisamente, en todo aquello que está fuera del alcance por una vía normal o establecida: el deseo es todo aquello que no has podido comer, beber, amar o follar por estar fuera de tu alcance; porque precisamente por eso mismo lo deseas. La única verdad con la que me quedo del marketing es con la de buscar un huevo, un nicho no explorado, que te deje puertas abiertas para satisfacer una necesidad no colmada hasta el momento: encontrar el hueco, eso es lo único que vale. Y que no te vean venir.

Si quieres vender algo, explícale al público en primer lugar, por qué no puede tenerlo, y déjale claro que está fuera de su alcance. Porque hasta que eso no ocurra, no lo desearán.

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