“LIGAR” CON LA CAMARERA: IMBÉCIL ¿NO VES QUE ESTÁ TRABAJANDO? ⛔️

A hero? Like you? You're a lab rat, Rogers. Everything special about you came out of a bottle!

― Tony Stark, The Avengers

Lo de ligarse a la camarera, ha sido históricamente considerado una marca para guaperas, borrachos, fauna nocturna de garito, sábado noche y demás tópicos que siempre, van asociados a la barra de un bar. Planteado así, no parece que sea demasiado sano. Alguien debió ver en alguna película, que la camarera dejaba su número de teléfono en una servilleta, al lanzado que se atrevía a entrarla con alguna frase brillante. Yo te digo ante esto… ¡cuánto daño!


Estoy tan tranquilo en una terraza del paseo marítimo con mi hamburguesa y con mi jarra de cerveza. No hay mucha gente y se está bien, los guiris todavía no han venido en tromba, porque el tiempo está un poco tonto, puedes ponerte donde quieras y te atienden rápido. De pronto veo que la camarera me pasa por el lado resoplando y haciendo una mueca de desagrado, que deduzco no es porque la terraza esté llena, y no la dejen ni un segundo, tampoco hay familias con niños dando la brasa, porque si hubiera visto ese escenario, yo no me siento ahí… así, que tiene que ser por otra cosa.

La camarera vuelve, paso acelerado para hacer yo-yo, o sea ida y vuelta rápida sin pararse a… aaaaaaaaaah! ¡¡¡amigo!!! Ya le he visto, ya sé por qué la camarera tiene esa expresión pintada en la cara. Y es que atender al público, es un trabajo digno de santificación. Pues sí, es un pureta exprimidor, de los que exprimen a las camareras, dependientas, recepcionistas, comerciales, agentes de viajes y demás trabajadoras, que atienden al público cara a cara, pretendiendo ligar alargando cada frase y cada conversación, por ínfima que esta sea, echando chistes fáciles que no vienen a cuento, para ver si enganchan.


Los he visto muchas veces en bares, centros comerciales, tiendas de ropa, terrazas y demás. Agotan a dependientas y camareras de buen ver, y no se dan cuenta, o no se quieren dar cuenta, de que eso no es ligar. Y lo hacen cuando hay poca gente o no hay casi nadie, porque así se ven con margen. Por eso les llamo exprimidores, porque exprimen y agotan. No ven que la chica que les está atendiendo, está trabajando, porque su trabajo es precisamente ese: atender, y por extensión tienen que ser amables con el cliente que viene a comprar, a consumir, o a tomarse algo.


El pureta exprimidor, que es muy cansino, le saca punta a todo, ¡¡¡porque quiere blah blah blah blah!!! Hasta que el cuerpo aguante, por si pilla. Y no se da cuenta, de que la sonrisa que se le presente al otro lado, es una sonrisa de dependienta, o como les digo yo en mi vocabulario particular, una sonrisa para turistas, porque esas mujeres están trabajando. Repito tra-ba-jan-do. Si hay algún pureta exprimidor leyendo esto, por favor… que se lo trague, lo digiera y lo asimile. No te hablan porque seas simpático, guapo o agradable: ellas están currando y te tienen que atender, con que seas educado es suficiente. ¿Cuántos tipos a lo largo de la historia de la humanidad habrán querido ligar con la camarera? ¿cuántos? Más, que estrellas en el firmamento. Y haciendo chistes baratos, más.


Si en esa hipotética película ochentera, el galán de turno recibía como premio el teléfono de la trabajadora, o una invitación del estilo “salgo a las 01:00” por parte de la susodicha, acompañado además de un guiño, o una caricia en la cara, el efecto Disney dejó marcado para la posteridad en todos esos espectadores, la posibilidad de la llamémosla “magia”.

Lo que a día de hoy, ha derivado en una cascada intermitente, de puretas echando la suerte por si les toca. El ansia, la escasez y los divorcios, unidos a esta creencia de que es una cuestión de números, ya que “alguna caerá”, han desatado a más de un “pollafuera”, a más de dos… y a más de mil. Si a esto además unimos, el género porno de hotel maid, secretaria, sexo en probadores y alguno que otro más, la denuncia a la policía va tomando forma. 

Lo dicho: ella está trabajando y te está aguantando, así que en la medida de lo posible, deja de hacer el subnormal. Darle la brasa a la camarera no es ligar.

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