SOLTEROS ¿QUÉ SIGNIFICA HOY SER “UN HOMBRE BUENO”? 💰

Nothing is impossible, Mr. Angier. What you want is simply expensive.

— Nikola Tesla, The Prestige

Alguien que solamente vive para sí, que se cuida, que trabaja para el mismo, que no tiene compromisos con nadie y que en su tiempo libre hace lo que le da la real gana, puede estar en el punto de mira, según quien le mire. Para unos será lo que los hombres decimos de otros hombres, cuando les envidiamos, o sea que será “un gilipollas”. Y para otras, será lo que se sigue llamando hoy en día, por más que avancen las épocas, como “un buen partido”.


Lo de gilipollas, seguro que más de una vez lo has dicho o lo has escuchado del guaperas de turno, que sí, será un gilipollas y todo lo que tú quieras, peo… él se la lleva y tú no. Y lo de un ben partido, si tienes ojos y oídos, y estás entre mujeres puedes llegar a escucharlo varias veces por semana; sobre todo entre mujeres casadas, que tienen muy claro el tema de la hipergamia y el estatus. Y como las mujeres casadas, tienden a fijarse más en lo que les falta, que en lo que tienen en casa, es cuestión de tiempo que caces ese comentario, o alguno parecido. Tú, hazte el loco cuando lo oigas, haz como que estás leyendo algo interesante, y no te has enterado.

¿Quedan hombres buenos hoy en día? Porque ellas se quejan de que cada vez quedan menos, o que ya no hay, o que los que hay están pillados y por esta última sobre todo va la cosa. Están pillados dicen, porque un hombre bueno en su vocabulario es aquel que entrega, renuncia, paga, soporta y está preparado para ser consumido y desgastado. Claro, es la diferencia entre un buen partido que todavía no está comprometido, y uno que digamos de manera elegante, se ha dejado pescar. Bueno, en actitud de dar, porque si no estás pensando en la entrega, o no estás dispuesto a ser consumido porque prefieres vivir para ti, eres de los malos. Todo esto, habiendo superado ya los radares ¡ojo! que si no cumples con los mínimos cada vez más altos del mercado, ni si quiera existes.


Ser bueno, no es solamente ser bueno de corazón. Si eres bueno de corazón y no tienes nada, no estás en el mapa de selección. Que me replique quien quiera, porque solo dejaré de creer esto, cuando vea que la hipergamia ha pasado la historia. Cosa que por otra parte, dudo mucho que ocurra, porque no es algo cultural aunque así lo quieran vender. Para mí es algo tan simple, como que ellas reproducen una programación, que les hace seleccionar un hombre capaz de proveer y proteger, para cuando ellas no puedan hacerlo por sí mismas, en caso de tener hijos con el sujeto seleccionado.

Aunque hoy muchas mujeres no quieren tener hijos, esta programación es la que tenemos de serie, no es algo que me haya inventado yo. Y un hombre con estatus social, ingresos y ben físico, tiene siempre las de ganar, aunque cuando le veas por la calle pienses que es “un gilipollas”. Esto se llama envidia. Es como cuando ellas ven una mujer muy atractiva que obviamente llama la atención, y se ponen a criticarla: es exactamente lo mismo, mis queridos hermanos marujos.

Un hombre bueno, es el que renuncia… vale, eso ya está dicho. Pero ¿por qué renuncia? ¿por qué renuncia un hombre que puede hacer lo que quiera con su tiempo y su dinero y llevar una vida de éxito? Sin más responsabilidades que las elegidas ¿por qué lo hace? Estoy seguro que ya sabes la respuesta, porque es la obvia: por amor. Un hombre en condiciones y en libertad, solo se echa a perder por amor. Y pone sus sueños y sus objetivos en un segundo o tercer plano, o directamente renuncia por completo a sus sueños, para dedicar su tiempo, voluntad y esfuerzo a la mujer que ama; y a hacer que todo lo que salga de él, esté en función de la relación. Eso es lo que se entiende por un hombre bueno.


Sabiendo esto, es donde enganchamos a nuestro hombre bueno, con esa implacable maquinaria social, que administra la jaula de oro: Imagina que todos los hombres que existimos sobre la faz de la tierra, hubiésemos sido fieles a nuestra vocación y a nuestros sueños, y todos fuésemos exploradores, escritores, músicos, deportistas de élite, científicos, investigadores, agentes de bolsa, actores… todas ocupaciones, que requieren una dedicación exclusiva y una vocación clara. Y que por otra parte, no marcan una seguridad de jornada de ocho horas con descansos de cualquier oficinista o funcionario.

Ellas verán un hombre bueno, en aquel hombre con éxito y buena posición, pero que esté dispuesto a sacrificarlo todo por ellas. De forman que progresen, pero no demasiado y no por su cuenta, para poder garantizarse un estatus de pareja y familiar. Si a esto además le añadimos, que un hombre casado o en pareja estable, es constantemente moldeado, o intentando modelar continuamente al mapa de necesidades familiar, todo ese genio y figura, de aquel hombre que un día soñó con viajar por toda Asia, o escalar los picos más altos del mundo, o jugar la Champions League, quedarán reducidos a un mapamundi colgado en el salón, una salida al campo de vez en cuando y ver fútbol por TV ¿Te suena de algo todo esto? Por su puesto que te suena.

Tesla, el científico al que le debemos la corriente alterna y la comunicación inalámbrica, tenía esto muy claro. Fue un hombre fiel a su vocación, a su genio, a sus inventos gracias a los cuales hoy somos una sociedad avanzada técnicamente hablando, porque instintivamente dejamos mucho que desear. Si todos los hombres fuésemos como Tesla, no habría borregos que pastorear, y seríamos todos o muy, muy, muy malos… o muy, muy, muy buenos partidos. No se nos considera buenos o malos por lo que realmente somos, sino por lo que somos capaces de dar.

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