POR 13 RAZONES: CHANTAJE EMOCIONAL POSTMORTEN 💊
Clay, you don't know what was happening in this photo and you don't know what happened after. Girls don't just get themselves into bad situations. Guys make the situations bad. You don't know what that feels like, to be a girl in that room.
—Sheri, 13 reasons why
Entre todos la mataron, y ella sola se murió: A la cultura del pagafantas tan fuertemente arraigada en USA, se unen temas como el bullying, la discriminación positiva, el sexting, un universo estudiantil podridamente corrupto de corrección política, la visibilización forzada de políticas identitarias, de sobreprotección incapacitante y problemas de crisis adolescentes, de los que solamente se dan en la burbuja occidental, donde no llegan guerras ni hambrunas: eso es lo que nos presenta Por 13 razones.
Todo regado con una dosis continua de chantaje emocional postmorten, en el que los que quedan, se regodean en medir quién tiene más culpa y quién ha provocado más entre todos, el suicidio de una adolescente: Hanna Baker. Why didn't you say this to me when I was alive? pregunta Hanna. A ver qué respondes tu a eso, chantaje emocional del bueno, del que da igual lo que respondas... porque no importa. Te lo sueltan así, para que te sientas como una mierda. Básicamente es un tú te callas, lo que me pasa a mí es más importante porque soy una chica. A grandes rasgos, sería eso.
No da igual, claro que no da igual, pero… todo esto pesa más que cualquier otro motivo o argumento, porque todo le ha pasado a ella, porque ella es el centro de todo. Y es que nadie, se ha atrevido nunca a educar a una chica en el rechazo, para enseñarla, que en fin… no se termina el mundo si no eres el centro de atención. Porque si eres el centro atención, o así lo deseas, lo es para la bueno y para lo malo. La burbuja por lo visto, hay que mantenerla; no sea que de pronto se enteren de cómo funciona el mundo real.
A nosotros en el instituto, nos pueden robar, nos pueden pegar una paliza, nos pueden bajar los pantalones en mitad del pasillo cuando está pasando todo el mundo, y cosas bastante peores. Nos podemos quejar a los profesores de cualquier cosa que nos ocurra… y no nos harán caso, a menos que pertenezcamos a alguna etnia o seamos homosexuales reconocidos. Por lo demás, si eres un adolescente en crisis, te puedes morir, que no le va a importar a nadie. No te van a hacer una serie.
Si no fuera porque hay una muerte de fondo, esta serie de Netflix podría llevar el sello de Disney. Una cosa está clara en Por 13 razones: alguien tiene la culpa y no descansarán hasta que aparezca el culpable definitivo. Porque de eso va todo este universo de traumas basados en la sobreprotección, de sentirse culpable, de déficit de atención continua, de pajas mentales y de mucha, pero que mucha, incitación contra todo aquello que suponga pasar olímpicamente de lo que piensen de ti y vivir tu vida, dándole todo el peso de la realidad, a lo que los demás piensen de ti. Hasta donde he llegado, puedo afirmar que nadie pasa hambre o necesidad en Por 13 razones.
Y pasa, lo que pasa siempre en la realidad: que todo el argumento golpea a quien menos se lo merece, y que al verdadero agresor, al reptil de cerebro primario solamente programado para follar y morder, se la sopla absolutamente todo y sigue con su vida. No te diré que pasa al final, pero el tema es más o menos ese. Hay una víctima y hay que rendirle homenaje, convirtiéndola en ¿un ejemplo? ¿en una idea? ¿en un objeto de apología? ¿pondrán el nombre de Hanna Baker al instituto? ¿a alguna calle de ese pueblo de barrios altos y urbanizaciones por las que no pasa el autobús porque todos tienen coche?
La narradora desde el otro mundo, juega a mover los hilos de las vidas de los que la rodearon, y no siempre para mal; pero como le pilla más cerca… pues los machaca. Es como si les diera “su merecido” por estar vivos. Por cierto, al verdadero agresor se la sigue soplando todo, mientras el precio de las fantas que ruedan por la mesa, sube, sube y sube…
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