YA NO HAY MUJERES DE VERDAD 馃憼

You don't develop courage by being happy in your relationships everyday. You develop it by surviving difficult times and challenging adversity.

― Connie Sellecca on Epicurus

Hay cosas que nunca se olvidan como el primer amor. El de verdad, el bueno, ese amor del berrinche que te daba la llorera y ganas de morirte o de irte detr谩s, al volver de vacaciones porque no la ibas a volver a ver. Ese, el preadolescente que est谩 en el l铆mite de la ni帽ez y la hormona, que no sabe bien hacia qu茅 lado caerse. Cuando no piensas ni quieres pensar, cuando no calculabas, ni ten铆as que cubrirte las espaldas. Esto en el mundo real, pero la peque帽a y la gran pantalla, tambi茅n han hecho mucho por hacer latir al coraz贸n m谩s deprisa.

La primera vez que me qued茅 colgado por una actriz, colgado como se puede quedar un ni帽o, fue gracias a Connie Sellecca. Primero en American Greatest Hero (1981) y despu茅s en Hotel (1983). Y como ni帽o que era, me quedaba pegado a la TV esperando a que saliera. En Espa帽a El Gran H茅roe Americano, como se llam贸 aqu铆 la serie, se estren贸 en el 84, y yo ten铆a 6 a帽os. Aunque ya solo tengo alg煤n flash de esa edad, jam谩s se me ha olvidado ni se me olvidar谩, la primera mujer que me llam贸 la atenci贸n. Amores imposibles de ni帽o: pensaba que cuando fuera mayor, me casar铆a con ella. F铆jate t煤… ¡casarme yo!

El ni帽o se va haciendo mandril, caminando hacia la adolescencia, y poco a poco se le olvida su primer amor televisivo. Las hormonas suelen preferir la cantidad a la calidad. Aunque entre otros amores cinematogr谩ficos y televisivos, puedo nombrar tambi茅n a Brooke Shields, a Lynda Evans, a Audrey Hepburn, a Catherine Deneuve, o Michelle Pfeiffer como actrices que me robaron el coraz贸n cuando era ni帽o; pero si tengo que ser justo, la primera de todas fue Connie Sellecca; y todos sabemos que la primera es la que se queda dentro. Aunque Audrey tambi茅n me dio muy fuerte, porque era imposible no enamorarse de ella… imposible, eso tambi茅n hay que decirlo. Siempre me gustaron mayores que yo, hasta desde ni帽o.

Ninguna actriz a d铆a de hoy, me deja el mismo gusto: simplemente ya no quedan actrices como ellas. No les hac铆a falta hacer un solo desnudo para que te quedaras atrapado. Me duele decirlo, pero hay que aceptarlo: esto ya no existe. Y dudo que vaya a volver esta escuela, si es que se puede llamar as铆: amores televisivos de la EGB. Si alguna vez has tenido estos amores de ni帽o, entender谩s como ahora mirar a tu alrededor, tratando de mantener esa inocencia y ese recuerdo, si no se te cae el alma a los pies… es de puro milagro, con el mamarracheo que hay montado.

Volviendo a la realidad fuera de la pantalla: cuando las mujeres se quejan de que ya no quedan hombres, no s茅 de qu茅 se extra帽an: vemos lo que hay, y como no nos gusta… nos escondemos. No queremos que nos vean. Para lo que hay en el men煤, mejor tener un bonito recuerdo, que una mala experiencia. Antes quer铆as complicarte la vida porque merec铆a la pena, porque lo val铆a o al menos as铆 lo cre铆as y lo sent铆as. Pero cuanto m谩s sabes, menos quieres saber. Cada vez estoy m谩s convencido, de que la felicidad es hija directa de la ignorancia. Porque a menos que tu felicidad, sea una felicidad consciente y elegida racionalmente, dejando en un segundo plano lo que sientas, es muy dif铆cil sentirse feliz en una relaci贸n. M谩s claro: una cosa es sentirse feliz, y otra tener motivos para ser feliz. 


No voy a ser rec铆procamente incauto y preguntar ¿D贸nde est谩n las mujeres de verdad? Simplemente, porque est谩n en todas partes, es lo que hay… no vamos a quedarnos solamente en la imagen de lo que creemos, nos gustar铆a como un ideal ¿verdad? Intentar encontrar una Audrey, o una Connie o a una Lynda, es poco menos que vivir en el mundo de la fantas铆a, del recuerdo y del idealizar una imagen, olvidando a la persona que hay detr谩s. Porque s铆, detr谩s de todo hay personas que sienten y padecen, que eso a menudo se nos olvida cuando idealizamos a alguien. Nos montamos una pel铆cula (nunca mejor dicho) que nos encaja, nos la creemos y as铆 nos va despu茅s. Cuando sale la segunda parte, la tercera y la precuela, esto ya no tiene nada que ver, con eso que llam谩bamos amor. Como los fantasmas en El sexto sentido, solo vemos lo que queremos ver.

Dar todo lo nuevo por bueno, no es adaptaci贸n: es sumisi贸n. Pi茅nsatelo un poquito, solo un poco: si hay algo que no te hace feliz, o que no te da motivos para ser feliz, o que no te conviene porque no es lo que quieres, hablando de una forma m谩s s贸lida ¿por qu茅 vas a aceptarlo y darlo por bueno? ¿por qu茅 los dem谩s lo hacen? ¿por no quedar fuera de la esfera de la opini贸n ajena? Digo yo que tendr谩s algo que decir. Oye, que no tienes que ponerte a la contra en todo ¡ojo! Que este discurso no va por ah铆, pero al menos plant茅ate el tipo de relaci贸n que quieres; porque querido amigo, las relaciones no son un salvavidas.

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