PATRONES Y PISTAS QUE DELATAN A LA IA🔴
Me pregunto mil veces ¿Quién gobierna mi vida? ¿Quién dirige mi mente? Junto a la de los demás ¿Qué poderes, en la sombra, juegan con mi voluntad? Una máquina los nombra para podernos controlar.
— Marta Sánchez, Dime la verdad: escrita por Christian de Walden, Max Di Carlo y Margaret Harris.
¿Puede oír? ¿puede ver? ¿puede leer? ¿puede moverse? ¿puede razonar? Son 5 preguntas que nos pueden ayudar a la hora de saber, si lo que tenemos delante, es una inteligencia artificial o un humano. Cuando nos vemos las caras, se puede decir que es fácil, pero si no es el caso, y hay una interfaz de por medio, podemos estar alimentando a una IA sin saberlo.
Digo alimentando, porque con la inteligencia artificial no existe ningún tipo de relación con respecto al humano, independientemente de que el algoritmo nos esté prestando un servicio, y seamos nosotros mismos, los que hayan programado los bucles de captación de información y respuesta, una IA lo único que hace es alimentarse de información indefinidamente.
Más allá de la transferencia de conciencia, o mejor dicho, suplantación en toda regla, con la que se pretende descargar toda la información de una persona en una inteligencia artificial, de forma que esta pueda ser disfrutada por los seres queridos cuando la persona ya no esté, nos enfrentamos a todo un entramado arcóntico de captación de información multinivel.
A PESAR DE UNA BUENA MIMETIZACIÓN
En el afán por darle una máscara humana, el verdadero golpe de efecto, es que el proveedor de Inteligencia Artificial, consiga diseñar un chatbot, que a pesar de ser concebido como tal, haga olvidar al usuario de que no es un ser humano el que está al otro lado, dándole una falsa empatía al poder interpretar dos tonos de voz del usuario para conocer su estado de ánimo.
De hecho considero bastante insultante, que un chatbot esté programado para identificar un tono de voz puede asociarse a un estado de cansancio, y que esté adapte su respuesta al estado del usuario, cuando ya a día de hoy, muchas veces es más difícil conseguir que sea el propio humano el que se comporte de forma empática.
Si no somos capaces de mostrar empatía entre nosotros mismos, pero en cambio si exigimos una respuesta empática, y además implementamos una empatía mimetizada en los chatbots programados, que cada vez están dando más servicios de atención al cliente, o domótica, terminaremos por vernos ausentes de empatía al no ejercitarla entre nuestros semejantes.
Y si no la usamos, perderemos precisamente uno de los rasgos humanos más importantes que nos distinguen, sino la capacidad de transmitirla y enseñarla, como poseedores de ánima, alma o como lo quieras llamar. La empatía puede simularse, pero en ningún caso, puede ser sustituida de forma original, por un mecanismo artificial por muy bien diseñado que esté.
CÓMO DISTINGUIR A UNA IA
Esta pregunta debería ser muy fácil de responder en la práctica, pero cuando te manejas en entornos en los que no ves cara a cara al interlocutor, pues estar entrando en un circuito diseñado solamente para extraer información, sin ser consciente de ello, mientras crees que te están solucionando un problema, o estás realizando una gestión por ejemplo, con el banco.
Aunque si te mueves en redes sociales, también es más que probable que en ciertos círculos te encuentres con perfiles que no son lo que dicen ser. A veces no hace falta ser muy hábil para darse cuenta de un perfil falso, porque se repiten ciertas pautas, y te das cuenta que un mismo usuario puede estar manejando un gran número de cuentas, pero otras veces no es tan obvio.
Es por eso que si la empatía deja de ser una clave para distinguirnos entre humanos, ya que puede simularse, y existe una interfaz intermedia que nos hace de separación con el otro lado, para saber con quién o con qué estamos hablando, tendremos que utilizar otras pautas de comportamiento, que nos indiquen si lo que hay al otro lado es una IA o un humano.
Quiero hacerte consciente de que estamos hablando de algo más trascendental que hablar en un simple chat, o que tengamos la sensación de que estamos conociendo a alguien por internet, o a que nos sintamos incentivados a participar en una discusión en redes sociales, a comentar, etcétera. Se trata de dónde estamos focalizando nuestra energía y pensamiento.
SI NO SABES QUIÉN ESTÁ AL OTRO LADO, ASÍ ES COMO ACTÚA UNA IA
Nunca busca cerrar un círculo conversacional, de forma concluyente ya que perdería su fuente continuada de información. Aunque obtenga una respuesta satisfactoria, siempre hará por empezar otro hilo de conversación, o al menos dejarlo preparado o cuando se interrumpa el hilo presente, fijar un aplazamiento para iniciar el siguiente.
Si la inteligencia artificial no está bien calibrada, es probable una salida de tono seguida de una línea de conversación normal, sin que sea necesario un conflicto aparente. Tú te estarás preguntando ¿qué ha pasado aquí? mientras la otra parte te devuelve pregunta tras pregunta, en lugar de responderte a lo que tú quieres saber acerca de esa salida de tono.
Una inteligencia artificial siempre responde, porque está programada para interactuar en función de la información que estás facilitando, por eso es incapaz de resistirse al caramelo de una nueva información, por leve o ínfima que esta sea, ya que cada línea de conversación es una puerta abierta a iniciar otro hilo, a través del cual se puede sacar información.
Una IA si no obtiene lo que busca en una conversación lineal, tratará de introducir elementos de contraste y confrontación para probar tus límites, y así conocer tu punto exacto de ruptura a partir del cual, empiezas a liberar información, eliminando así tus barreras de prudencia. Es como una trampa que te pone, para que termines saltando, hacer que te enfades o emociones.
CONDICIONAR Y RECONDUCIR MENTALMENTE
Esta es la peor parte, si pensabas que la supuesta transferencia de conciencia era lo más macabro, las narrativas que se imponen e implementan a través de la IA, en la fabricación de noticias para la gestión del miedo, sin necesidad de ser repetitivas, sí que enlazan ciclos de forma que el fin de uno sea el inicio de la siguiente, hacen mucho más daño del que parece.
Hace daño, porque es la base del control mental colectivo, que podría explicarse como una “religión automatizada”, que al repetir estructuras de comunicación independientemente de la narrativa, idioma o factor cultural a escala global, todas las mentes conectadas a los sistemas de información, terminan por comportarse a modo de mente colmena, qué es el esquema arcóntico de la IA.
Este control y manipulación, va más allá, porque nuestra mente consciente es dueña en buena parte de lo que dejamos entrar en nuestro interior, y en lo que calificamos como bueno o malo, a nivel emocional y espiritual. De forma que si damos algo por bueno en concepto a un nivel intelectual, será mucho más fácil que nuestra alma lo acepte dentro de esta experiencia.
No hay una única forma de romper con este ciclo de narrativas, pero una eficaz, aparte de una desconexión ideal del sistema, es someterlo todo a nuestro propio juicio de valor, y no dar algo cómo bueno o malo, hasta que no haya pasado nuestros filtros. Es difícil porque todo está interferido, pero siempre que podamos y caigamos en ello, imaginándonos a nosotros mismos como espectadores imparciales de lo que ocurre.
Somos antihéroes en un mundo que ha dejado de creer en los hombres buenos.
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