LA ALDEA GLOBAL: FELIZ, VERDE Y TOTALITARIA 🌍
More than machinery, we need humanity. More than cleverness, we need kindness and gentleness. The way of life can be free and beautiful. But we have lost the way.
― Charles Chaplin, The Great Dictator
No hace falta ser el elegido de Sión, para saber un poco más y para entender, cuando nos hablan de globalización. Puedes ver globalización escrito en un millón de sitios y sin embargo, si le preguntas a cualquier persona qué es lo que entiende por globalización, cada uno te dará una versión distinta adaptada a su manera de entenderlo, o bien no sabrá responderte.
RECICLANDO EL MARXISMO CIENTÍFICO
Para empezar te puedo decir que la globalización y el marxismo científico, tienen muchos puntos en común. Hoy en día, si le hablas a alguien de marxismo científico, te pueden decir que eso ya está superado.
Pero si en cambio, les hablas de globalización, la forma en la que ellos reciben este mensaje, es más actual y la apertura a escucharlo, es mayor por considerarlo un concepto contemporáneo, de cara al futuro de la evolución social y económica. Cambiada la palabra, cambiada la percepción.
¿Y de qué nos están hablando realmente? Esa hipotética aldea global en la que no existirán fronteras, ni nacionalidades,, ni hambre, ni paro, aderezado todo con moneda única, un desarrollo sostenible y un subsidio vital que erradique la pobreza, es literalmente el Edén marxista,, cuyo modelo ha arruinado sociedades y países enteros generaciones atrás.
El maquillaje globalista a través del cual se está reciclando este modelo de Edén marxista, se ha conseguido a través de introducir dos nuevos conceptos: tecnología y ecología. Porque si hablas de tecnología, te estás enfocando al futuro, al avance, al progreso, a la comodidad y al bienestar. Y si hablas de ecología, te estás enfocando en el respeto al medio ambiente, la salud del planeta, la disminución de la contaminación, y básicamente, que el mundo sea más verde y el aire más limpio.
Claro, esta foto es mucho más atractiva, que la de una sociedad industrial, en la que la sumisión al capital determinar clases sociales, quién está arriba y quién está abajo, según el capital humano económico y los factores de producción. Se trata de cambiar en la imagen, una fábrica por un árbol, y un fondo gris y rojo, por otro fondo verde y azul. Y si nos cambian los colores de la foto, nuestra manera de recibir el mensaje, también cambia. Porque claro, ¿quién no quiere un mundo más justo, más verde y más limpio?
IDEOLOGÍA AVALADA POR TECNOLOGÍA
Si además estamos hablando de un mundo interconectado, en el que la comunicación y la información son accesibles, la propagación de las ideas y las políticas a nivel mundial es prácticamente instantánea, por lo que las fronteras en un nivel de información, son irrelevantes.
La globalización está encontrado su antítesis, en los nacionalismos, el patriotismo y en el concepto de soberanía. Las fronteras son contrarias a este modelo y para implantarlo, hay que destruir lo poco que le queda ya de soberanía a los propios estados para construir la aldea global.
En realidad el objetivo es muy claro: estamos hablando de privar al ser humano de sus raíces. Cuando sus raíces pueden ser el país al que pertenece, las costumbres que rigen en ese lugar, puede ser lo que se conoce como tradición, etc. La globalización está en contra o puede estar en contra de todo esto. Precisamente aquellos a los que se les califica como populistas y nacionalistas, son los que defienden lo suyo, sus costumbres y sus tradiciones, las raíces del país, nación o estado al que pertenecen. Quienes defienden todo esto, son contrarios a la globalización.
¿Y qué ideología es esta? Estamos viviendo en un mundo donde la espiritualidad prácticamente está desaparecida, o ha perdido muchísimos enteros, en favor del ateísmo. Creer en algo, es considerado de tontos, por eso cuanto más exóticas y postmodernas sean tus creencias, más “in” se te considera. Aunque si no crees en nada, mejor. Y por otro lado, vivimos en un mundo tremendamente materialista: ese mismo objetivo, lo prefería también el socialismo científico marxista: una sociedad materialista sin religión, porque la religión es el opio del pueblo.
EL TOTALITARISMO FELIZ Y ECOLÓGICO
Para alcanzar este estado único feliz, Aldea Global, idílico, que pretenden los adalides de la globalización, va a ser necesaria la instrumentalización y un control exhaustivo sobre las personas, sus decisiones y por tanto de su libertad individual.
No se puede alcanzar este proyecto dei reino feliz sin rey y sin Dios, si dejas un espacio de libertad individual, para que las personas tomen sus propias decisiones. Porque si las personas tienen libertad para elegir, entonces pueden optar por otro camino, o por un camino propio que se separe, de este modelo utópico.
Y claro, puedes ponerle todos los nombres que quieras, pero esto solo se consigue con totalitarismo legal y adoctrinamiento educativo. Si no le das espacio a la gente para pensar, la gente no piensa. Y si la gente no piensa, sigue el camino o la opción marcada. Porque cuando te lo dan todo hecho, no necesitas pensar y por tanto, no molestas.
LA ESTIGMATIZACIÓN SOCIAL COMO HERRAMIENTA DE PRESIÓN
Nos pretender hacer creer que si tú no eres, no estás, no quieres nada con la globalización, te estás quedando atrás, te estás quedando fuera de juego, de alguna manera te estás quedando fuera de la realidad de las cosas... es decir, poco menos que eres tonto o medio tonto.
Lo pintes como lo pintes, eso es estigmatización social o en palabras llanas: señalar al vecino que piensa diferente, a cambio de aprobación y validación. ¿A qué te suena esto? Que yo sepa,, señalar y atacar a la disidencia, o al que se expresa libremente, es algo más propio de las dictaduras, que de los estados libres.
Esa es la sensación que han querido transmitirnos, cuando nos dicen que son los nuevos tiempos y si no, pues oye... es que no te estás enterando de qué va esto. Si en esta supuesta aldea global feliz y ecológica, hay una sola versión de la verdad, entonces... ningún problema ¿verdad?
Somos antihéroes en un mundo que ha dejado de creer en los hombres buenos.
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El mundo no va a cambiar por lo que vayas a decir ahora, créeme... pero si crees que merece la pena y debes decirlo ¡adelante! Es tu decisión.