CÓMO HACKEAR TU PROGRAMACIÓN SOCIAL: UNA VERDAD INCÓMODA 💽

Power belongs to the people that take it. Nothing to do with their hard work, strong ambitions, or rightful qualifications, no. The actual will to take is often the only thing that’s necessary.

— Tyrell Wellick, Mr. Robot

Si hay algo que me ha quedado claro desde que tengo uso de razón, es que el valor de un hombre está lo que hace. Puedes tener por dentro un mundo interior alucinantemente grande, pero si no le das salida a parte o la totalidad de ese mundo interno tuyo, en el mundo real es como si no existieras.


Somos funcionales. De hecho, si no “funcionamos” entre comillas, no tenemos valor o mejor dicho, no tenemos reflejo o proyección en el mundo. Como te habrás dado cuenta, no he descubierto la pólvora, pero es aquí donde implícito en nuestro sentido vital de hacer algo real en este mundo, viene atada con cadenas también nuestra maldición.

UNA MALDICIÓN LLAMADA FRUSTRACIÓN


La frustración aparece, cuando la imagen de nosotros mismos en el mundo real no coincide, o no alcanza a llegar a parecerse, a nuestro ideal de nosotros mismos.


Sí desde siempre se nos ha programado con unas aspiraciones y unas expectativas, que hemos hecho nuestras, hasta el punto de incorporarlas como valores propios, o como objetivos en el corto, medio y largo plazo, funcionaremos siempre bajo unas coordenadas, que nos harán perseguir esos objetivos para hacerlos reales y de esta forma darle un sentido real a nuestra existencia.

Si miras hacia atrás, quizás te des cuenta de que tu programación no coincide exactamente con tu imagen tridimensional en el mundo real. Si me equivoco, tendré que felicitarte… ya que, si en tu caso “lo de dentro” coincide con “lo de fuera”, debes de ser la persona más feliz del mundo, o al menos una persona feliz. Aunque deberás admitir, que tu caso es excepcional.

¿DE VERDAD ME VAS A VENDER “EL CAMBIO”?


Ni que decir tiene, que cuando en el mercado aparecen productos, cursos y talleres, en los que se nos vende una alternativa al camino marcado, esto supone una oferta programada hacía una demanda potencial, que se siente frustrada con su vida presente. Yo solamente te diré, que si se pudiera comprar inteligencia, a mí al menos sí me merecería la pena comprarla. Pero me temo que la inteligencia al menos como producto, todavía no existe.


Esta programación maldita, insertada para creer… pero no para ser: por eso conforme vamos madurando, nos podemos dar cuenta de que cada vez es más difícil cambiar los valores de siempre. Aunque tengamos comprobado que no funcionan, siguen ahí anclando, sobre todo primero nuestro comportamiento, nuestros pensamientos, nuestros objetivos y nuestros actos.

Se nos programa para que tengamos la esperanza de un premio final, conseguido a través de la suerte o del mérito, lo cual no quiere decir que se nos dé una garantía de que esta programación sea eficaz; ya que, conforme van pasando las épocas, los valores van cambiando.

Si nos atamos al instinto, que siempre está ahí presente y cuyo objetivo principal, es la conservación del individuo, corremos el riesgo de no encajar dentro del conjunto. De ahí que, para poder vivir en sociedad, y hacer que la máquina funcione, toda la normativa vaya encaminada siempre a apagar este instinto, de forma que pensemos siempre, antes en la función que en nosotros mismos.

LOS VALORES QUE SÍ IMPLICAN UN CAMBIO REAL


Los nuevos valores, que sí implicarían un cambio real en esta programación no son accesibles, ni por la educación pública, ni por los medios de comunicación, ni por las políticas o normas a la que se nos somete para encajar en sociedad.


De forma que, si queremos salir de esta rueda cíclica, nos vemos obligados de alguna manera a llevar una doble vida hasta que confirmamos que los nuevos valores realmente no sirven. Pero el cambio no llega de manera verdadera hasta que no nos deshacemos totalmente de lo viejo para jugárnosla. Lo que pasa es que cuando te la juegas no siempre sale bien. Básicamente te estoy hablando de perder el mido al error, al fracaso y a buscarte la vida. Deja de buscar “información privilegiada” en Google, lo que tienes que hacer es atreverte. No hay otro camino para el verdadero cambio que empezar a asumir riesgos.

Y por eso este miedo a arriesgar, es algo que se nos inculca desde el primer momento en la educación… por si acaso nos atrevemos a desafiar el camino marcado, y nos sale bien viviendo fuera de él. Porque, de hecho, no se nos forma para emprender, si no para acumular conocimientos de forma que nuestra primera experiencia laboral, comience siempre trabajando para otro.

¿Verdad que sí todos trabajásemos para nosotros mismos seríamos más libres? Entonces ¿por qué nos cuesta tanto tomar esa decisión? o ¿por qué no suele ser una primera opción? A veces tenemos que aprender a la fuerza, porque no nos queda más remedio, porque nos damos cuenta de que el mercado laboral, ya no nos absorbe. Estoy siendo realista, no es que pretenda anular tu vocación emprendedora.

PROGRAMADO SOCIALMENTE PARA ESTAR DENTRO DE LA BURBUJA


Lo que es verdaderamente preocupante, es que en una época como la actual, la juventud siempre adolescente en cuanto a rebeldía, cada vez tiene un periodo de inmadurez más largo, ya que gracias a la dictadura políticamente correcta, las nuevas hornadas salen ya programadas para un infantilismo apto solo para la burbuja occidental.


Lo que es peor, es que esta misma juventud está aceptando y haciendo propio el discurso estatal. Y cuándo la panacea de un joven, es trabajar bajo el paraguas del Estado, es que hay algo que no funciona… o mejor dicho, la programación del régimen está haciendo efecto a través de la educación, los medios y la política.

Los jóvenes, salen con las coordenadas ya tocadas bajo la ley del mínimo esfuerzo, en la búsqueda de una protección estatal en el largo plazo. Y dime tú, cuándo todos quieren ser funcionarios por aquello de tener una seguridad ¿qué emprendimiento y qué progreso vamos a conseguir?

¿HACKEAR TU PROGRAMACIÓN SOCIAL COMODANTE DESDE TU CASA Y SALIR DE MATRIX?


Me vienen a la mente, tantos y tantos anuncios que veo últimamente online, en los que se nos promete a cambio de una formación, o un curso un cambio radical en el emprendimiento por la manera de vivir sobre cómo generar nuevos ingresos. Desde aquí siempre diré que SI a la capacitación: siempre, pero no esperes que vayas a triunfar sin asumir riesgos, sin invertir tiempo y capital, o sin comerte más de una mierda por el camino.


Básicamente, lo que nos dicen estos anunciantes es que tener un trabajo de 8 horas es de gilipollas: o sea, que por otra parte no lo contradiré, porque es la senda directa y perpendicular al camino del hombre desechable: trabajar para pagar facturas y entrar en la rueda.

Ahora, tampoco creo que darle una vuelta de tuerca más, al marketing digital y a las ventas online, cuando es un segmento que ya está sobreexplotado, vaya a cambiarnos realmente la vida. Y con lo de emprender un negocio por cuenta propia, supongo que no seré ni el primero ni el último en soñar con pegar un pelotazo, pero hay también volvemos a ser muchos.

UNA VERDAD INCÓMODA


Hay una verdad que nos cuesta aceptar, y es que somos demasiados en todas partes: en todos los nichos de mercado y en todos los segmentos de consumo. Y no somos desechables porque valgamos poco individualmente, sino porque somos demasiados y no cabemos todos, y es el propio mercado es que nos abarata y nos hace reemplazables por este motivo.


Es de esta forma, como el sistema nos convierte poco a poco, en individuos desechables con una vida útil programada. Y voy a llegar una conclusión, que es la conclusión de Perogrullo: la única forma en la que un hombre puede ser feliz y desarrollarse, es fuera del sistema. Y por tanto, fuera del mercado, quitando de su vida todos los elementos artificiales, que nos alejan del instinto y nos adormecen, para que nos comportemos como aquello que no somos.

La cuestión es, sí tenemos huevos para salir del sistema. Un sistema de dos caras de la misma moneda, que siempre será la lucha entre una estructura estatal impuesta, y un tejido privado empresarial, en el que solo prevalecen las grandes corporaciones. ¿Para qué lado caeremos?

Somos antihéroes en un mundo que ha dejado de creer en los hombres buenos.

Comentarios

Publicar un comentario

El mundo no va a cambiar por lo que vayas a decir ahora, créeme... pero si crees que merece la pena y debes decirlo ¡adelante! Es tu decisión.

LO MÁS LEÍDO 🔎