¿ES ÚTIL TENER UN CÓDIGO? 🃏

Their morals, their code; it's a bad joke. Dropped at the first sign of trouble. They're only as good as the world allows them to be. You'll see, I'll show you. When the chips are down these, uh, civilized people? They'll eat each other. See I'm not a monster, I'm just ahead of the curve. 

― The Joker, The Dark Knight

Se dice que un hombre sin código, es un hombre sin valores, sin honor. En cambio, un hombre con un código, es un hombre que tiene normas para consigo mismo y para los demás. Se supone que es un hombre fiable, en el que se puede confiar porque se ciñe a sus normas y nunca las romperá. Pero aparte de lo bonito que pueda sonar, ese mismo código le convierte en alguien predecible, y por tanto esclavo de sus propias normas, que convenientemente utilizadas, pueden hacer que este tipo tan honrado y tan recto, sea un títere a merced, de aquellos cuyo único código es su propia conveniencia. Un hombre con código es manejable, en cambio uno que tiene una veleta de intereses, no tendrá límites para conseguir lo que quiere.


Y si hablamos de decir siempre la verdad, me hace gracia que todavía haya mujeres, que te pongan la sinceridad como requisito fundamental para iniciar una relación. Me hace gracia, no porque sea algo gracioso, sino porque cuando eres sincero y siempre dices la verdad, es poco probable que la persona que está al otro lado recibiéndola, pueda soportarla por mucho tiempo. Y si quien te lo pide es una mujer, doblemente gracioso… y me sigo sin reír, porque si hay alguien que sepa jugar con las palabras, la verdad, la mentira y los silencios para su propia conveniencia y supervivencia. Y se las considera más inteligentes por ello, entonces ¿qué hacemos nosotros aferrándonos a normas que nos limitan? Desde luego que como hombres, nos queda mucho no por aprender, sino por superar.


¿Interesan hombres con código? Solamente para quien quiera manipularlos, está claro. Si nada más nacer te doy unas pautas de vida, unas normas de conducta y un patrón social, sabré exactamente hasta donde vas a llegar, y por tanto será mucho más fácil controlarte. Te estaré dando el tablero sobre el que vas a jugar toda tu vida, y por tanto, podré predecir cada uno de tus movimientos. Todo empieza el día que te dan un número de la seguridad social, o incluso antes: a partir de ese momento ya estás dentro del sistema, un ratón más dentro de un laberinto cerrado, del que por mucho que andes, nunca sales.

Si fuéramos alguien que tuviera la capacidad de verlo todo desde arriba, como espectadores con derecho a veto, podríamos elegir qué elementos del sistema nos convienen y cuales no, para salir y entrar a placer. Esto sería lo ideal ¿verdad? Sería como llevar una doble vida, aunque para qué negarlo suena bastante conspiranoico. Por el momento, los únicos que pueden aprovecharse de esta forma del sistema, son aquellos que lo diseñan: quien conoce los pilares y las estructuras, conocen también los puntos ciegos y los vacíos legales en los que moverse para obtener lo que desean, mientras los demás seguimos a pies juntillas, el código que se nos ha dado para vivir según las normas que ellos no cumplen.


Cuantas más cosas tengas, más vas a tener que perder dentro de este tablero cerrado. Por eso mientras estés afanado en tener y en acumular, más fácil será tenerte controlado. Un seguro de vida basado en el dinero disponible para tu vejez para vivir tranquilo hasta que la muerte te reclame, y vas corriendo a conseguir ese sueño, porque para ti es un sueño ¿verdad? Vivir tranquilo económicamente hablando, en un mundo de listos y tontos, donde tú siempre querrás ser el listo, a costa de otros claro… El problema querido amigo, es que todos quieren ser el listo, y esto lo único que crea es canibalismo y depredación, así que a ti también te pueden comer por muy a salvo que te veas detrás del a barrera.


Obviamente, nadie quiere ser pobre, todos queremos tener cosas que nos den una seguridad dentro de este tablero. Aun así, hay gente que lo pierde todo y se lamenta. Y se lamentan porque en efecto han perdido todo lo que tenían, porque lo tenían atado y anclado al suelo. Se puede tener y se puede ganar, pero no todos están dispuestos a ganarlo: por ahí se oye mucho la palabra inversión. Una inversión para el futuro, dando por hecho que el dinero tendrá siempre un valor. Dando por hecho, que todo va a continuar como hasta ahora dentro de esta burbuja de bienestar artificial. Yo cada día me lo creo menos, y pago un precio por creerlo: el de ser raro, o en otras palabras, el de no resultar una buena inversión, o un buen partido


Compruebo que aquello de la sinceridad es basura, y que realmente si vives según crees, según ese código que hayas elegido, tus posibilidades se limitan. Mientras vivamos en un mundo material, vamos a ser medidos y tasados de forma material, y de momento… no hay más mundo a la vista que éste. Tengo claro que si me quieren o me desean por tener cosas, por poseer, por recursos, no me quieren ni me desean a mí, sino lo que tengo, o por lo que pueda conseguir. Hay muchos a los que esto les da igual, simplemente lo aceptan o prefieren engañarse a sí mismos, pensando que han pasado a ser especiales. Mientras tengan, el día que no… por lo visto, volverán a dejar de existir. Tanto tienes, tanto vales.

Somos antihéroes en un mundo que ha dejado de creer en los hombres buenos.

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