WHAT IS LOVE? BABY DON'T HURT ME 🎵
I don't know why you're not fair
I give you my love, but you don't care
So what is right and what is wrong?
Gimme a sign
― Haddaway, What Is Love
Si te suelto de golpe, así a bote pronto, que el romanticismo resta capacidad de reacción y supervivencia y que pervierte el instinto, y me quedo tan ancho, igual te quedas con ganas de una explicación razonable… O me mandas a la mierda. Bueno, primero y aunque te parezca increíble, quien te habla es alguien que se considera un romántico idealista a ratos. Digo a ratos, porque a menos que tenga delante a una mujer excepcional, que las hay, en cuanto al amor y las relaciones, suelo ser un realista-pesimista bastante constante. Como diría Rust Cohle: Soy malo en las fiestas.
¿Recuerdas las cantaditas de los 90’s? Algunos no sabrán ni a lo que me refiero: canciones de base muy simple y bailable, con letras excesivamente tópicas. Si te hablo de What Is Love de Haddaway, te debe sonar seguro. Quizás si te hablo de la película donde más sonó esta canción, Movida en el Roxbury (A night at The Roxbury, 1998) te suene aún más. En todas estas cantaditas, como las llamábamos aquí había alguien que siempre moría de amor. Ella o él, siempre había algún amor de noche pasional, que se perdía al amanecer cuando se terminaba la fiesta y el misterio nocturno; muy “original” ¿verdad?
Si hay algo que han tenido siempre los grandes éxitos del pop comercial, son unas letras que si te paras a escucharlas con cuidado, son bastante tóxicas de cara al comportamiento de dependencia cuando uno está supuestamente enamorado. Las palabras morir y amor suelen aparecen en la misma línea: un romanticismo muy jodido de base que, aunque solo sea una canción, o un verso de un poema… deja claro que algunos podemos llegar a estar muy hechos polvo. Te lo dice alguien que ha escrito tres novelas, y ha tratado de reflejar realidad en ellas. No todo lo real cumple normas. Y en el amor, menos aún.
Si nos vamos un poco más hacia atrás, en los videos musicales ochenteros, parece que cuando uno está enamorado, si la cosa se pone cuesta arriba y no eres correspondido, poco más que te mueres de pena en una espiral cíclica de flashbacks en los que ella, aparece como una deidad greco-romana, rodeada de un aura mística. Y mientras tanto, el cantante parece que se va muriendo entre lloros poco a poco, hasta que al final del video ella aparece y son felices de repente.
Felices para siempre ¿verdad? Los videos musicales son como mini películas, hay mejores guiones que otros. De todas formas, eso de que al final sale la chica y te salva la vida… es como lo del príncipe azul pero al revés. La vida no es así, y si has estado enamorado alguna vez lo sabes bien. Puedes sentirte como el del video, pero la mecánica no suele ser tan romántica ni tan perfecta.
Soy de los que creen que en los 80’s la gente era más libre que ahora. Y que en los 90’s ya nos empezamos a volver todos un poco más gilipollas, encasillados no sé si decir que por estilos de vida. Aunque yo no empecé a levantar cabeza de verdad hasta más o menos 1998, casualmente el año de estreno de Movida en el Roxbury, con 20 años, no se me olvidará jamás, el regalo de cumpleaños de una compañera de universidad de la que me enamoré en su día, y que era un CD de Jarabe de Palo. Pues eso, lo dicho: parecía un anticipo de lo que me esperaría de allí en adelante, en mi etapa adulta: jarabe de palo, y un palo y otro palo y más palos… Si estás vivo, te dan palos y el amor no es una excepción.
Y te aseguro que se podrían hacer miles de canciones, de cantaditas con mis batallas… daría para la discografía completa de 3 ó 4 grupos, más alguna antología o recopilatorio, porque a veces las caras cambian, pero las historias se repiten. Fíjate, que en ninguna de esas canciones, que los que nos hemos enamorado podríamos perfectamente protagonizar, rara vez pasaría como esos videos en los que al final todo se arreglaba, cuando parecía hace unos minutos que todo estaba perdido, y el chaval andaba hundido en la mierda. Aun así, nos las enchufábamos, y ahí se quedaba anclado el argumento en alguna parte de la base de nuestro cerebro: ahí justo, donde solo deberían anidar el instinto y los reflejos.
Nos hemos metido tanta mierda en la cabeza sin darnos cuenta, que las expectativas que nos generamos nosotros mismos, en cuanto a la persona que nos atrae y nos gusta, son precisamente la razón del fracaso de tantas relaciones que se fundan, o que por el contrario nunca, nunca, nunca… se llegarán a dar, porque somos incapaces de amar a las personas como son: aceptándolas. No terminamos de aceptar a las personas como son, porque lo que queremos es el puto cuento con final feliz. Y queremos que nos lo garanticen antes de que empiece, porque si no es así, no compramos la entrada para ir a ver la película.
Tenemos que aprender a aceptar al otro. Si no lo hacemos, seremos incapaces de amar: empezando por nosotros mismos. Si no nos aceptamos, no podremos querernos, no podremos querer a nadie. Querremos que nos amen, querremos que nos salven de lo que somos y eso… no pasa.
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