NO SABES QUE ESTÁS EN UNA CÁRCEL SI NO VES LOS BARROTES⛓

Daylight. When was the last time you remember seeing it? And I'm not talking about some distant, half-forgotten childhood memory, I mean like yesterday. Last week. Can you come up with a single memory? You can't, can you? You know something, I don't think the sun even exists in this place. Cause I've been up for hours, and hours, and hours, and the night never ends here.

— John Murdoch, Dark City


¿Cómo sabrías que estás en una cárcel, si no eres capaz de ver los barrotes? Si no eres consciente de que estás en una cárcel, jamás sentirás la necesidad de salir de ella. Y más, si para ti la verdad la dicta el mainstream, y no das lugar siquiera a la duda de que esta realidad sea un engaño, estarás cerrando puertas a otras posibilidades de conocimiento.

¿DÓNDE ESTÁN LOS VERDADEROS LÍMITES DEL ENTORNO?


En Dark City (1998) John Murdock, en un momento de lucidez, cae en la cuenta de que no recuerda la última vez que vio la luz del Sol. Pero lo que le atormenta, no es que haya dejado de salir el sol y por eso siempre sea de noche, sino que de alguna manera, es consciente de que todos los que habitan allí, han sido cambiados de entorno.


Y parece que nadie echa en falta la luz del sol, que es lo que a nuestro protagonista le atormenta. Él recuerda el Sol, recuerda el mar y la arena de la playa, de los que ahora solo quedan carteles y postales, desde un lugar llamado Shell Beach, donde muchos tienen recuerdos de infancia, o de haberse enamorado, y dónde algún día quieren volver.

En la película, en teoría a este lugar se puede llegar en tren, pero nadie va. La ciudad está plagada de carteles publicitarios, y algunas personas conservan recuerdos y postales de Shell Beach: el destino de vacaciones a donde todos quieren ir. Nadie salvo Murdock, parece darse cuenta de la ausencia del Sol, porque todos dan por hecho que el Sol está allí.

Nadie tiene tiempo de ir a los límites de la ciudad a comprobarlo, todos están demasiado atareados sobreviviendo ¿te resulta familiar? La nostalgia es una trampa y juegan con ello, para que nos contentemos con aferrarnos a buenos recuerdos y experiencias pasadas, para adormecernos en este entorno distópico, basado en mentiras que tratan de imponernos.

NUESTRA BURBUJA: UNA REALIDAD INFORMATIVA A MEDIDA


Nuestra realidad a menudo se reduce, a la esfera de información que estemos dispuestos a recibir a través de las fuentes y canales, que nos inspiran confianza, por afinidad, temática o independencia. Pero como te considero una persona inteligente, ahora me dirás que no ves la TV, y que este speech, mejor lo destine a los borregos que solo siguen fuentes oficiales.


Si ese es el caso, veo que has dejado de comer la comida de la cárcel, a pesar de encontrarte entre sus muros. Eso quiere decir que cuentas con ayuda independiente externa, o que tienes un buen enlace arriba. Pero puede que aún considerándote un disidente, estés dentro de la llamada disidencia controlada. No te gustará oírlo ¿verdad?

No quieres que te encajonen bajo esa etiqueta, porque crees que te quita autenticidad, porque la llamada disidencia controlada, también tiene sus relaciones, aunque menos aparentes, con los órganos de control. Está todo pensado, para que nadie quede sin ser vigilado. Por contrarias que parezcan las ideologías, los parentescos entre facciones opuestas, que los hay, hacen milagros.

Te sorprenderías de los parentescos y lazos entre árboles genealógicos, entre personajes públicos, políticos, actores y familias reales, con vínculos de sangre que no interesan hacer públicos. Además, no todos juegan con los mismos apellidos, aunque compartan lazos. Lo que sí tienen en común, es que ellos sí saben dónde están y por ello juegan con ventaja.

FAMILIAS REALES EN UNA JAULA DE ORO


Los que sí conocen la naturaleza de la realidad, y gozan de alto estatus dentro de este constructo. Quienes controlan el juego desde arriba y saben que esto es una granja prisión. Previa firma de contrato arcóntico, han firmado someter y controlar al ganado, dirigiendo la explotación desde una posición de ventaja, a la que jamás se accede por méritos o trabajo.


Hay quienes creen que las familias reales, son solamente las dinastías que identificamos como monarquías, en algunos países en los que todavía existe esta figura representativa en unos casos, e incluso de gobierno en otros. No todas las familias reales son públicas, es más, el verdadero poder de estas familias radica en el anonimato y su vínculo arcóntico.

En cualquier caso, si vemos algo relacionado con estas familias, solamente vemos una mínima parte, una punta de iceberg, aquello que nos dejan ver. Los apellidos que pueden llegar a nuestro conocimiento por los medios de comunicación, por muy independientes o disidentes que sean estos canales, rara vez tendrán acceso a la verdadera información.

No es necesaria una mano invisible que nos gobierne, cuando el mayor logro de estas familias reales ocultas a la sociedad, es precisamente hacerte creer que no existen y que todo se trata de una conspiranoia. Esta creencia es precisamente, lo que les da alas para seguir ejerciendo su poder en la sombra ¿Cómo acabar con ellos si no existen? ¿verdad?

CUANDO EL INVITADO A LA CENA ES PARTE DEL MENÚ


Y es aquí donde más rechazo se genera, por considerar que esto no puede ser posible, al no querer aceptar la realidad, de que de igual manera que nosotros nos alimentamos del ganado y las plantas, también nosotros somos ganado, para quienes nos han ubicado aquí como un cultivo, con fines de explotación mientras que nos creemos los dueños del lugar.


Me recuerda a La Máquina del Tiempo de H.G. Wells (The Time Machine, 1895), donde la humanidad se ha dividido en dos especies: una dócil, gregaria, manejable, infantil, ecológica y sin empatía hacia sus semejantes, cuando estos se ven en peligro. Mientras la otra especie, los Morlocks, vive oculta en cavernas, y se alimenta cazando a los de la superficie.

Veamos: humanos dóciles, gregarios, manejables, infantilizados, con una conciencia ecológica exacerbada, y ausentes de empatía hacia sus semejantes ¿te suena? Criados como ganado, por quienes manejan la granja desde la sombra, y sobre los que no está permitido hablar. Cualquiera diría que la novela fue escrita echando un ojo al cronovisor.

Cómo curiosidad te diré, que por sus obras de ciencia ficción, se nombró en su honor H. G. Wells, a un astroblema lunar, ubicado en la cara oculta de la Luna. ¡Vaya hombre! tenía que ser en la Luna y tenía que ser además, en la cara oculta… la que solo sabemos que existe gracias a los CGI de la NASA. Ya te digo que esto no lo hacen con cualquiera.

LA REALIDAD, UN CONSTRUCTO ARTIFICIAL PARA CONTENERNOS


Conocemos las normas dentro del constructo, pero basta rascar en los límites y picar un poco, para darse cuenta que todo es un entorno artificial, diseñado para contenernos y dentro y dentro del cual, solo se nos aplican las normas a nosotros. Algunos nos hemos dado cuenta de esta realidad de cartón piedra, pero muchos otros no.


Y los que no, siguen las órdenes, porque no creen que los Morlocks existen. No los verán venir hasta que los tengan encima, y ya no puedan elegir entre creer o no creer, porque como eran conspiranoias ¿verdad? Tan ocupados con el cambio climático, y siguiendo las normas de seguridad y protección… mientras los Morlocks esperaban pacientemente.

Y una vez abierta la veda dentro del constructo para el coto de caza ¿Querías pruebas? Ahí los tienes y vienen a por ti ¿quieres correr? Ahora nos dicen que pueden desposeernos de lo que quieran, no solo impuestos, sino la libertad de circulación y la patria potestad de nuestros hijos. Y además, pretenden modificar nuestro ADN porque “es por nuestro bien”.

Pues "por nuestro bien" y después de descubrir que todo esto es un teatro, cuyo único objetivo es consumirnos, plantamos cara. Pero no lo hacemos como ellos esperan para darles un pretexto. Simplemente decimos NO, por aquí no se pasa. Los Morlocks tienen cada vez más hambre, porque muchos habitantes de la superficie, ya no se dejan cazar.

Ya nos dimos cuenta. No disimulan su verdadero rostro, lo que realmente son: bestias.

Somos antihéroes en un mundo que ha dejado de creer en los hombres buenos.

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