EL ERROR, COMPAÑERO DE VIAJE 💣

Quite an experience to live in fear, isn't it? That's what it is to be a slave

― Roy Batty, Blade Runner

Se nos mide por nuestros resultados, supongo que ya te habrás dado cuenta. Prefiero ser directo de primeras, para que sepas exactamente en qué marco nos vamos a mover. Ese es el principal valor que vas a tener como hombre antes, durante y después: lo que eres capaz de dar, lo que eres capaz de hacer. Nadie te va a aplaudir solamente por participar, porque ya no estás en el colegio y si además hay personas que dependen de ti, tendrás responsabilidades que afrontar. Si no es así, y solo dependes de ti mismo, entonces tus resultados son cosa tuya. Pero si tienes personas a cargo, hijos o empleados, tus errores tienen un precio concreto.


¿Alguna vez has pensando en volver a nacer? Imagínate que pudieras hacerlo, si así fuera ¿lo elegirías? Sería un empezar de cero absoluto.  Y si no volver a nacer, retroceder en el tiempo y volver a una edad a la que te gustaría regresar, para rectificar errores o actuar de otra forma diferente a como hiciste. Quizás si pudiésemos elegir a la carta una edad a la que volver, muchos de nosotros nos lo plantearíamos. Es más, la clave del asunto sería volver atrás en el tiempo, con el conocimiento que ahora tenemos. Eso sí que sería la bomba. Poder volver atrás y actuar de la manera, que hoy sabríamos que funciona.

Una segunda oportunidad ¿verdad? Como Nicolas Cage en Family Man o Denzel Washington en Deja Vu. ¿Qué habría ocurrido si hubieras tomado otra decisión? Supongo que eres plenamente consciente, de que esto no es posible hoy. Pero si volver atrás en el tiempo y rectificar, ha sido el argumento de tanta novela, tanto estudio científico y tanta película, es porque todos hemos pensado en ello alguna vez. La cosa está clara: si no se puede volver en el tiempo, la única forma de rectificar errores pasados es o bien en el presente, y esperar que el daño no sea irreparable, o resulta directamente imposible. Y precisamente por esto, muchos dejamos de actuar, para no cometer los mismos errores. Sabemos que no queremos volver a pasar por esa puerta ¿verdad?


Bueno, te diré que el error está a la orden del día y es algo inevitable. Tanto es así, para que te hagas una idea, que el error es algo que se mide y cuantifica en laboratorio, en las mediciones y resultados. Es algo integrado en el método científico, porque su existencia está tanto en una medida cuantitativa, como en el concepto cualitativo con que se aplica. Puede ser un error de magnitud o un error de concepto ¿OK? Te puedes equivocar en echar más o en echar menos, o en dónde y cuándo echar.

Y si el error es inevitable y la ciencia lo ha asumido, integrándolo e incluyéndolo en sus cálculos, me temo que no somos nadie para tratar de ir a la contra. No será desde luego porque desprecie la rebeldía, es más que nada, porque es inútil plantearse un solo camino, un solo resultado, un solo procedimiento o un solo acto humano, que no incurra en mayor o menor medida en el error. De hecho, cuando decimos que algo es un fallo humano, es porque no puede ser de otra manera: si ha habido un error, ha sido humano 100% seguro.

No hay trabajo, ni relación, ni proyecto que encamines que se libre del error; por eso la solución no es estarse quieto y no hacer nada con tal de no cometer uno, porque si te has enterado de lo que te estoy diciendo, eso es imposible. Si sabes que te van a medir por tus resultados, tienes que asumir desde este mismo momento, que vas a tener que asumir un margen de error en todo lo que hagas. Y la pregunta es ¿cuánto error estás dispuesto a asumir para reaccionar y probar una alternativa? o bien ¿para dar tu idea, tu proyecto o un trabajo por perdido y cambiar a otra cosa? 

Que el error, el fallo o equivocarnos, sea nuestro compañero de viaje, no significa que nos instalemos en ello. Si vivimos en un error, si hemos tomado una mala decisión, no podemos quedarnos anclados ahí, porque detrás vamos nosotros mismos, y todos aquellos que dependen de nosotros. Y sé sobradamente, que muchas veces, por ti no vas a ser capaz de mover un dedo, pero por quien quieres, por quien amas, por tu idea, o por quien depende de ti, no te va a quedar a otra que espabilar y moverte.

Así que no esperes palabras de ánimo, ni una palmadita en la espalda, ni una transición dulce: no existen transiciones dulces, ni cómodas. La ruptura y la brecha se han de dar dentro de ti, porque los candados oxidados ya no abren con la llave correcta… Hay que romperlos una última vez para abrirlos. Es tu decisión y solo tu decisión, el saber cuándo has de elegir ese momento.

Comentarios

LO MÁS LEÍDO 🔎